Cuando hace unas semanas asistí a unas interesantes jornadas ecofeministas me vino a la memoria la obra de Sheri S. Tepper (1929-2016). Fue una etiqueta que ella asumió sin disculpas en una época en la que todavía no había era habitual ni era tan evidente como lo es hoy. Y la trasladó de forma recurrente a toda su obra de ciencia ficción.

cropped-DSC04710En una entrevista admitió la relación entre su ficción y su trabajo para las mujeres en el CARE primero y luego en la planificación familiar. Durante más 20 años fue directora ejecutiva de la Planned Parenthood, una organización que ofrece servicios de salud reproductiva, de educación sexual, de planificación familiar y de aborto, con más de 250 trabajadoras y un alto presupuesto.

Aunque en los años 60 publicó algunos relatos de fantasía y ciencia ficción, inició su carrera literaria muy tardíamente, en 1983, cuando ya contaba con 54 años. A partir de entonces su obra alcanza nada menos que 40 novelas de ciencia ficción y fantasía, que tuvieron todas gran impacto. También ha publicado algunas de terror y policiales. En 2015, poco antes de su muerte, recibió el World Fantasy Award por la obra de toda su vida.

Sheri_S._Tepper (1)Miquel Barceló la ha calificado de una autora excepcional. Y lo comparto plenamente: siempre sorprendió con sus argumentos y la recreación de mundos alienígenas fascinantes perfectamente construidos.

En España se ha publicado tan sólo una parte de su obra, sobre todo en Nova de ediciones B. Allí aparecieron algunos de sus títulos más distintivos como La puerta al País de las Mujeres, El árbol familiar, Despertar, Las siete Margarets y la ganadora del Locus de Fantasía La bella durmiente. En cambio, la primera novela de la muy interesante Trilogía Arbai, Hierba, fue editada por Ultramar, que dejó inconclusa la publicación de la trilogía. Tras el largo silencio fue editada por Timun Mas. Pero sin embargo algunas de sus obras más interesantes no han llegado a publicarse en España como es el caso de la serie The True Game.

GateNo hay ninguna obra de Tepper que pueda considerarse ociosa o un simple entretenimiento. Porque todas ellas llevan un mensaje explícito. Lo cierto es que al tiempo es una brillante narradora, por lo que nunca aburre. Tepper tenía siempre algo que decir, pero el mensaje nunca anula en sus novelas la capacidad narrativa y la imaginación especulativa absorbente.

El feminismo siempre está presente en las novelas de Tepper, bien de forma explícita como en La puerta al país de las mujeres, que ya hemos reseñado en este blog, bien implícitamente en cada una de sus novelas. Las protagonistas generalmente son personajes femeninos, llenas de fuerza y recursos y preocupadas por el mundo que le rodea.

Es el caso de Marjorie, la protagonista de Hierba (1989), un planeta idílico donde la naturaleza no ha sido expoliada y cuya superficie es una inmensa sabana de hierba de todos tipos y colores, apenas interrumpida por algunos bosques dispersos. En medio de una sociedad semifeudal regida por mezquinos e insignificantes señores, Marjorie descubrirá el misterio de las Cacerías, conocerá a los hippae y su amenaza, y entablará relación con los maravillosos zorren y su secreto, del que depende la supervivencia de la civilización.

Su defensa del feminismo no tiene desde luego muchas sutilezas. Y por eso lo mismo creaba pasiones que generaba el mayor rechazo. Lo de feminazi no se ha inventado ahora, ya se aplicó a Tepper por sus detractores más inflamados, que tuvieron alimento también en algunas de sus opiniones más radicales.  Su escritura es deudora de la segunda ola feminista con todas sus virtudes, pero también con todos sus límites para tratar las complejas intersecciones de género, raza, clase y sexualidad.

Con respecto a las religiones, que aparecen de forma recurrente en sus obras, y su relación con las mujeres, señaló en una entrevista realizada en 2008 que “personalmente detesto el autoritarismo, lo que significa que hay algunas religiones que encuentro aborrecibles, particularmente aquellas en las que las autoridades son casi siempre viejos. Todos tienen ciertas cosas en común: gobiernan a mujeres y niños; tienden a secuestrar mujeres; se centran en gran medida en la «pureza» de las mujeres, lo que realmente significa que tienen el derecho exclusivo de otorgar la sexualidad de las mujeres a quien elijan; tienen el desagradable hábito de matar mujeres que se vuelven «impuras», incluso sin que sea su culpa; tratan a las mujeres como ganado y los niños no mucho mejor; están obsesionados con el sexo y obsesionados con la procreación

Uno de los pilares fundamentales de las obras de Tepper es la ecología. Se preocupa de la superpoblación, del consumo egoísta y desmedido de la humanidad y sobre todo de sus consecuencias para el planeta y la propia humanidad. La descripción de mundos de ecologías extraordinariamente complejas y perfectamente consistentes es espectacular. La relación e interdependencia de los diferentes seres vivos en esos planetas es directamente asombrosa.

Es el caso de la señalada Hierba. Pero también podríamos referirnos a Tras el largo silencio (1987), que nos traslada al planeta Jubal, en el que todavía no se ha certificado la existencia de vida sintiente nativa. En este plantea existe unas gigantescas estructuras cristalinas (las Presencias) que se alzan por doquier y que estallan a la menor alteración a su alrededor. La gente colonizadora vive en pequeños enclaves de “suelo profundo” entre los que sólo se puede viajar en carromatos de mulas y acompañados por “cantores” que logran apaciguar a las Presencias con sus cantos

Impresionante es también el ecosistema en Despertar (1987) que según Locus nos lleva hasta “un mundo con extraterrestres plausibles, intrincada ecología, culturas sorprendentes y religiones fascinantes”. Se trata del Mundo Río, un en el que el ritmo de la vida se mide por la sucesión de las olas del Gran Río. En ese mundo, los humanos han vivido durante milenios en una paz inestable con la especie nativa de los Thraish, pájaros carnívoros cuyo dios les ha prometido interminables presas para sus salvajes cacerías.

Quizás su libro más explícitamente ecologista, al tiempo que feminista, sea El árbol familiar (1997). Es evidente que Tepper estaba sumamente cabreada con la forma en que tratamos al planeta, pero en vez de publicar manifiestos, escribió un sensacional libro en el que mezcla la fantasía y la realidad con una trama increíble llena de aventuras e intrigas, de la que disfrutas hasta el final.

El arbol famliarEl Árbol familiar se desarrolla en dos realidades distintas. Por un lado, en nuestros días, conocemos las complicadas vivencias de una mujer policía, Dora Henry. Y vemos como la naturaleza empieza a vengarse de forma activa y consciente del desastre que estamos perpetrando en el planeta

Por otro lado, vamos siguiendo la búsqueda, con muchas reminiscencias tolkienana, de un nutrido grupo de viajeros en un mundo extraño que se nos dice que se sitúa a 3000 años en el futuro. La fantasía de las aventuras de este grupo -Orejas de Ópalo, los príncipes Sahir e Izakar y la condesa Elianne- van tomando el peso de la narración y sólo avanzado el libro descubrimos la interesante especulación sobre el futuro, las causas que nos abocan al mismo y las tremendas consecuencias que nuestro presente hace presagiar.

El final es sorprendente y desde luego con una fuerte crítica ecologista. Como dice Luis García “lo peor del libro es que la autora tiene razón y nos estamos cargando el planeta”.

Otro de los libros publicados en España, Las siete Margarets (2007) es también un alegato feminista y ecologista. Las Siete Márgarets son las 7 personalidades de la niña con la que se inicia el relato, que acaban viviendo diferentes vidas, según la suerte y las decisiones que han tomado, y que acaban convergiendo en un final original e inesperado. Nos encontramos con una Tierra con los ecosistemas destruidos y cuya población muere de hambre y sed en tanto es vendida por los gobernantes del planeta en contratos de esclavitud a cambo de agua potable. No es extraño que muchas razas alienígenas no nos consideren seres racionales.

Para finalizar no podemos obviar un problemático lado oscuro en el pensamiento y la obra de Tepper, que no se molesta en ocultar. Ya señalaba en la entrada citada sobre La puerta del país de las mujeres como en la trama se justificaba el genocidio como una opción legítima para mantener “el país de las mujeres”. Es obvio que existe un importante determinismo genético en la obra de Tepper. Y que tiene una espeluznante e inhumana posición sobre las personas consideradas “incontrolables”. En la entrevista citada decía que “las personas que parecen humanas pero que son incontrolables o que habitualmente lastiman a otras personas ya no serán definidas como humanas”. ¿Qué hacer con ellas? “Las personas que lastiman intencionalmente a otros no pueden, nunca, ser liberadas para moverse en la sociedad. Esto incluye a los locos, alcohólicos y adictos que no pueden ser curados permanentemente… Se incluye a las personas que trafican con armas y drogas, golpeadores de esposas, violadores en serie, pedófilos y sus semejantes. Se construirán ciudades amuralladas en los páramos y todas las personas no humanas serán esterilizadas y enviadas a vivir allí, juntas, para criar sus propios alimentos… No se hablará de que este secuestro sea «inhumano», porque las personas confinadas no son humanas por definición… Las ciudades para los no humanos no estarán abarrotadas porque los habitantes probablemente se matarán entre sí con bastante regularidad”. Tremendo.

TepperNo es un asunto menor esta posición ideológica, pues desde luego aparece reflejada de una u otra forma en su literatura. Tepper no era de las que dejaba al margen su ideología para escribir. Tal vez su vida profesional que pasó trabajando para ayudar a las mujeres que son víctimas de asalto, violación, palizas, especialmente a las mujeres pobres, a quienes se les niega la anticoncepción, la educación, los derechos o cualquier dignidad, haya tenido algo que ver con el punto de vista de Tepper sobre estos asuntos.

La ideología de Tepper sobre estos temas no es posible ocultarla, pero todavía encuentro que sus novelas tienen una increíble facultad de recreación de mundos fascinantes, me admira su capacidad para crear protagonistas femeninas complejas y disfruto con sus argumentos y su sentido de la maravilla.

Como dice The Rejectionist, si uno está dispuesto a manejar los aspectos más antipáticos de su ideología (y comprendería perfectamente a quien no lo estuviera), su trabajo puede ofrecer grandes recompensas.