Los años 50 del pasado siglo fueron -particularmente en Norteamérica- una época marcada por los horrores de Hiroshima, la paranoia de la radiación, la denominada “amenaza roja” y la incertidumbre sobre lo que podía pasar cualquier día.
Resulta curioso que uno de los temores de un futuro visto como amenaza fue para mucha gente la posibilidad de un cambio del rol social de las mujeres. Lo que tuvo su reflejo en autores de Ciencia Ficción, que vivían con angustia lo que sucedería si se trastocaban los tiempos y se tomaba demasiado en serio la liberación de la mujer.
Realmente tiene su fundamento. Terminada la segunda guerra mundial se produce un estudiado proceso de “vuelta al hogar” de las miles y miles de mujeres que tuvieron que incorporarse a la producción durante la guerra, bien por falta de mano de obra masculina, bien por necesidad de mantener a la familia.
Una gigantesca campaña de propaganda se puso en marcha para difundir los valores concretos que se suponía debían de encarnar las mujeres[i].

Una mujer sólo era consideraba una buena mujer en cuanto esposa y cuando seguía con diligencia todo lo que su marido le decía. La buena esposa americana siempre sonríe y siempre está feliz y encantada de tener una vida tan bendecida y estupenda, encantada de pasar el día en casa enteramente dedicada a limpiar la casa, hacer la colada, cuidar a los niños y esperar al marido.
Los hombres tenían recelo de una mujer con autonomía y opiniones propias, que pudieran alzar la voz contra lo que consideraban injusto, como quedarse atendiendo el hogar como única alternativa. Por eso se trataba de que las mujeres interiorizasen que su rol era precisamente ese, que no se sintieran inferiores ni discriminadas respecto a sus maridos; simplemente los papeles de la mujer y el hombre eran distintos en el orden natural de las cosas y la mujer estaba destinada a servir al hombre y a la familia en el marco del matrimonio.
Realmente no hacía falta acudir a la ciencia ficción, porque la sociedad norteamericana fue en la realidad una verdadera distopía para las mujeres, que sería analizada luego por Betty Friedan en su “Mística de la Feminidad”.
Años más tarde el gran Ira Levin[ii] (1929-2007) satirizaría en “The Stepford Wives” (1972) aquella vida vacía de las mujeres norteamericanas -publicada en español como Las poseídas de Stepford o Las mujeres perfectas-.
La historia sigue a Joanna cuando se traslada con su marido e hijos a la idílica Stepford. Las mujeres de Stepford son perfectas, sumisas, dóciles, pero… ¡completamente zombis! Realmente, aunque parezca tan sólo una sátira de las “perfectas mujeres” amas de casa americanas de clase media, también es en realidad un libro que satiriza a los opresores y a sus deseos. Peter Straub lo explica así en su introducción a la novela:
“Casi todo lo que hacen estos hombres resulta sumamente cómico: en las fiestas sólo hablan entre ellos como jovencitos; sus fantasías sexuales con macizas; su tiempo lo emplean en ver películas porno … Las mujeres auténticas los irritan y los aburren y los pechugones robots son útiles tan sólo como concubinas y criadas”.
En 1953 Simone de Beauvoir había publicado “El segundo sexo”, la obra que resultaría seminal de la segunda ola del feminismo. Pero el feminismo de la primera ola parecía consumido. Aún faltaban diez años para que Betty Friedan publicara la “Mística de la Feminidad”. El Pulp estaba ya en crisis y las autoras no accedían al mercado de “pasta dura”. Y el feminismo aún no había desembarcado en la Ciencia Ficción.
No obstante… Una corriente subterránea está transformando las cosas y surgirá como un potente geiser durante la siguiente década. Son muchas las mujeres que viven con frustración y cada vez manifiestan de forma más clara que están en desacuerdo con su estatus en la sociedad y el hecho de que se las confine al hogar, al cuidado de los hijos y del marido y les niegue el acceso a los estudios o la igualdad. Y aquellas que continúan trabajando empiezan a experimentar la discriminación en el trabajo y en salario, así como las enormes dificultades para conciliar el trabajo asalariado con el trabajo doméstico.
Quizás esa corriente subterránea cada vez más ruidosa acrecentó aquellos temores de la época a que me refería arriba. No fueron pocas las obras de ciencia ficción distópicas de clara orientación antifeminista que imaginaron sociedades en las que se reflejaban esos temores. Bien para mostrar el terror futuro que nos aguarda con la liberación de la mujer, bien para satirizar y ridiculizar otro posible papel de las mujeres en la sociedad. Voy rescatar tan sólo algunas de ellas.
1953 | Sam Merwin | The Sex War |
1955 | Richard Wilson | The Girls from Planet 5 |
1956 | John Wyndham | Consider Her Ways |
1957 | Poul Anderson | Virgin Planet |
1958 | Charles Eric Maine | World Without Men |
Charles Eric Maine. Word Without Men (1958)
Una de las novelas más furibundamente antifeminista -que aún sigue teniendo eco hoy día- es World Without Men (Mundo sin Hombres) publicada por Charles Eric Maine en 1958. Ese Mundo no tiene hombres debido al control de la natalidad, la homosexualidad, la promiscuidad y la pornografía. Y es una sociedad de totalitarismo lesbiocrático. Vamos una prenda.
Es evidente que Maine vio en el naciente feminismo de su tiempo una fuerza deshumanizadora y destructiva, que nos llevaba al totalitarismo. Lo más curioso es que hoy, más de cincuenta años después, sigue siendo una novela utilizada como bandera y reivindicada por los sectores más reaccionarios y retrógrados de nuestra sociedad. Y Maine es visto como un visionario[iii].
Sam Merwin, Jr. The Sex War (1953)
La idea de mujeres cuasi aliens que forman una conspiración secreta es el centro de la novela ‘The White Widows‘ reeditada en 1960 como ‘The Sex War‘ que tuvo en su momento un cierto eco. Un químico que investiga sobre la hemofilia, examinando a las mujeres portadoras de la enfermedad descubre casualmente la existencia de una raza de supermujeres -amazonas. que se reproducen por partenogénesis y tienen la intención de apoderarse del mundo y eliminar a todos los hombres. Me ahorro cualquier comentario.
John Wyndham. Consider Her Ways (1956)
John Wyndham (1903-1969) fue uno de los autores más significados e importantes de la ciencia ficción británica. En su obra posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuya experiencia le fue traumática, escribe obsesivamente sobre el desastre postapocalíptico bien sea por las fuerzas de la naturaleza, la evolución o la guerra nuclear. Entre sus obras destacan dos clásicas indiscutibles de la ciencia ficción, Las crisálidas y El día de los trífidos, altamente recomendables.
Es evidente que, entre las posibles causas del desastre, Whyndam incluía lo que podría ocurrir si la liberación de la mujer llegaba demasiado lejos. Quizás por ello escribió esta Consider Her Ways, una novela terrorífica en la que un virus producido por experimentos científicos ha matado a todos los hombres y en el mundo sólo quedan las mujeres.
Es una especulación que refleja su preocupación por la ciencia sin control, pero al tiempo es una advertencia de hasta donde se podría llegar si toman el control las mujeres: una sociedad fuertemente jerarquizada, casi como un hormiguero (de ahí el nombre: el título es de Proverbios capítulo 6, versículo 6: «Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio”), basada en un sistema de castas en la que por ejemplo algunas mujeres son destinadas y clasificadas para ser madres y parir.
Es obvio que Wyndham utiliza esta tremenda historia futurista como una forma de advertencia contra los ‘peligros’ percibidos del feminismo, ejemplificando con ello las ansiedades masculinas de la posguerra.
Dos curiosidades. Consider Her Ways fue uno de los episodios de la serie “La hora de Alfred Hitchoock”. Y otra; es curioso que en 1958 algunas de las primeras organizaciones lesbianas -como Daughters of Bilitis- llegaran a describir ‘Consider Your Ways’ como ‘una de las historias más encantadoras de superioridad femenina jamás escrita’ y una ‘historia feminista’, con ‘un grupo feliz y bien integrado de lesbianas’. En fin[iv].
Poul Anderson. Planeta de mujeres (1957)
Hace 300 años, una nave llena de mujeres que se dirigía hacia una colonia espacial sufrió un accidente en un planeta aislado. Genéticamente produjeron descendientes (todas mujeres clones) que han esperado durante largo tiempo la llegada de unas misteriosas criaturas llamadas varones… Y el problema de nuestro protagonista llegado a ese mundo es demostrar que verdaderamente es un hombre, porque desde luego no se parece al ser legendario y mítico que las mujeres se han imaginado durante siglos. Imaginaos la forma que tiene de demostrarlo.
Poul Anderson (1926-2001) fue otro de los grandes autores de la ciencia ficción y extraordinariamente prolífico. Es obvio que tampoco escapó a las angustias de la época, pero con una vuelta de tuerca: el miedo a las mujeres sin hombre, que suponían un desafío al orden patriarcal del ¡mujer mantente en tu sitio! En esta novela (titulada apropiadamente en inglés The Virgin Planet) se trataba de demostrar que al fin y al cabo las mujeres no eran auténticas mujeres hasta que no estuvieran con [o bajo] un hombre. Resulta realmente irritante que después de 300 años muchas mujeres terminen saltando a los brazos del protagonista queriendo ser fertilizadas[v].
Richard Wilson. Las chicas del planeta 5 (1955)
La novela “The Girls from Planet 5” de Richard Wilson fue otra de las formas a las que aludía arriba de hacer patente el peligro de la liberación femenina: ridiculizar a las mujeres al frente de los asuntos de gobierno.
Estamos en unos Estados Unidos del futuro en el que se han invertido los roles “tradicionales” entre hombres y mujeres, siendo ellas las que gobiernan el país y lideran las empresas, relegando a los hombres a trabajos secundarios y a tareas de “amos de casa”. ¿En todo EE. UU.? Cual aldea gala el estado de Texas resiste y allí son las cosas como siempre, como deben ser.
Y en esas que aterriza en Washington una nave extraterrestre procedente del Planeta 5, cuyas tripulantes son unas esculturales mujeres apenas vestidas con un top y una faldita. En su mundo de procedencia también las mujeres son el sexo dominante y los hombres cuidan a los niños y se dedican al arte. Lógicamente el gobierno de EE. UU., compuesto sólo por mujeres, enseguida quiere reforzar su dominio a través de las relaciones con las mujeres del Planeta 5.
Ya me diréis como ven este asunto nuestros hombres de la aldea gala de Texas que están preparando su defensa de las mujeres del resto del país, al que llaman “gallinolandia”. Bueno… no hace falta seguir para no estropearles el argumento.
¡Hasta la siguiente entrada utópica!
[i] Ver por ejemplo https://triangulomag.wordpress.com/2014/10/22/el-papel-de-la-mujer-en-los-estados-unidos-durante-los-anos-50/. O esta otra: http://amanecemetropolis.net/the-good-wife-arquitectura-y-vida-americana-de-los-50/
[ii] Ira Levin (1929-2007) fue un prolífico escritor norteamericano de terror y ciencia ficción. Entre sus obras La semilla del diablo o Los niños del Brasil. Escribió una conocida antiutopía titulada Un día perfecto (1970) en la que presenta a una humanidad aborregada y feliz controlada y protegida completamente por el superordenador omnisciente UniComp. Han sido erradicados el dolor y el sufrimiento e incluso la agresividad. Vamos asfixiante de pura felicidad.
[iii] Vean por ejemplo la reseña de la página “El pensamiento de las amas de casa” (http://www.thinkinghousewife.com/wp/2010/08/world-without-men/) o esta otra de la “Voz del conservadurismo europeo” (https://www.brusselsjournal.com/node/4505). Ambas en inglés.
[iv] Para quien quiera conocer algo mas de esta obra os dejo dos referencias: Una del blog de KayeM http://readingaboutthefuture.blogspot.com.es/2011/10/john-wyndham-consider-her-ways.html. En ingles
[v] Para las que querías sacar nota, y conocer más de esta obra: https://enlitenbloggomrymden.wordpress.com/2016/01/16/poul-anderson-virgin-planet-1957/. En inglés claro