Adviértase que titulo esta pequeña serie como “femeninas” y no feministas. Es sencillo, se trata de hacer un pequeño repaso de la literatura en la que el rol de la mujer en la sociedad es el eje a través del cual se articula la propia obra. Y ello no necesariamente ocurre siempre desde una óptica feminista ni tampoco se escribe sólo por mujeres.
Como decía en la entrada anterior, quería ofrecer un modesto y necesariamente incompleto panorama de la literatura utópica-distópica en la que es el papel de la mujer el vertebrador de la novela y de la construcción social que refleja. No podía sustraerme al impacto que ha provocado la emisión de la serie de HBO “The Handmaid’s Tale”.
Y voy a empezar con una referencia también modesta e incompleta a las obras precursoras de literatura utópico-distópica femenina.
Si de precedentes hay que hablar, es obligado referirse a “La Ciudad de las Damas”, escrita en 1404 por la italiano-francesa Christine de Pisan (1364–1430). Una mujer inusual para su época que tuvo el honor de ser la primera escritora que vivió de la literatura. En La Ciudad de las Damas, dejó escrito:
“Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra, bien en escritos y tratados. No es que sea cosa de un hombre o dos (…) sino que no hay texto que esté exento de misoginia. (…) Si creemos a esos autores, la mujer sería una vasija que contiene el poso de todos los vicios y males”.
Es difícil no ver en sus páginas una especie de protofeminismo. En ellas se habla de los derechos de las mujeres, el conocimiento, la vida independiente, la reivindicación del cuerpo femenino (algo absolutamente insólito en su época), la violación… todos temas de plena actualidad, aunque fueran escritos hace más de seiscientos años.
Pero el precedente más claro de novela de ciencia ficción utópica escrita por mujeres es “The Description of a New World, Called The Blazing-World” (1666) escrita por la científica británica Margaret Cavendish (1623-1673). «New Blazing World», está considerada la primera novela de ciencia ficción de la época y la primera obra firmada por una mujer en toda Europa, en la que se describe un mundo utópico al que se puede llegar a través del Polo Norte. Cavendish creó esta ficción utópica mezclando elementos románticos, filosóficos y fantásticos. Es una especie de vuelta a la naturaleza. Puede leerse en inglés aquí y para leer mas sobre Lady Cavendish, aquí.
______________________________
Damos un salto. Coincidiendo con la primera ola del feminismo en torno a 1870 y hasta final de la primera guerra mundial se escriben no pocas novelas de carácter utópico relacionadas con las mujeres e incluso de reivindicación feminista.
Es una época en la que hay una destacable producción de literatura utópica (Hawthorne: Historia del valle feliz; Verne: Los 500 millones de la Begum, París en el siglo XX; Butler: Erewhon; Lytton: La raza venidera; Abott: Planilandia; Wells: La máquina del tiempo, Una Utopía moderna…) relacionada en buena medida con la angustia sobre las terribles consecuencias que el desarrollo del capitalismo estaba empezando a desvelar. El movimiento socialista también intenta a través de la literatura utópica plasmar o concretar su ideal de la sociedad alternativa al capitalismo (Bellamy: el año 2000; Morris: Noticias de ninguna parte; London: el Talón de Hierro…).
En ese contexto, a finales del siglo XIX y comienzos del XX hubo mujeres que también publicaron literatura utópica desde una óptica feminista. Se trata de una literatura militante que aborda muchos de los temas pertinentes que plantea ese feminismo de la época e incluso, a través de la novela utópica, se interroga sobre cuestiones que van más allá. El feminismo llega a la literatura fantástica y de ciencia ficción, aunque no se hubiera inventado aún ese término[1].
La sufragista y socialista inglesa Annie Denton Cridge (1825-1875) inaugura el género con su “Man’s right: or, who would you like it?“ (1870). El libro describe la lucha por la igualdad ¡de los hombres de Marte! en una sátira social en la que los roles estaban invertidos.
Mary E. Bradley Lane (1844-1930) fue una profesora norteamericana que escribió una obra de gran influencia. Se trata de “Mizora: a prophecy” (1880), una de las primeras obras que describe un mundo sin hombres. Mizora es un mundo perdido subterráneo en el que los hombres si han diezmado a si mismo tras siglos de lucha y desaparecen después de que las mujeres descubrieran el secreto de la partenogénesis. En esta sociedad totalmente femenina desapareció la pobreza y la guerra, disfrutan de una avanzada tecnología, debido a su irracionalidad patente la religión ha desaparecido. Hay cuestiones en esta obra bastante terribles y extremas, por ejemplo, la aplicación de la eugenesia a criminales, imbéciles, personalidades violentas incluso a las mujeres que tienen la piel oscura (las mizorianas son universalmente rubias), se prohíbe la procreación y el sexo… Mizora es una utopía, pero al tiempo es sin duda una oscura distopía.
Por su parte Lillie Devereux Blake (1833-1913, seudónimo de Sarah Johnson, escritora y destacada sufragista norteamericana) publicó en 1887 “A Divided Republic—An Allegory of the Future”, en la que todas las mujeres salen de Estados Unidos para establecer una república independiente. En clave de humor satírico intenta responder a la pregunta: ¿qué pasa si las mujeres abandonan a los hombres y comienzan su propio estado? Una historia para ser leída en el contexto de su época, un momento en el derecho al voto femenino no era todavía una realidad. Hombres y mujeres se reconcilian cuando los hombres capitulan y prometen reformas.
Otra de las utopías de gran impacto fue “New Amazonia: a foretaste of the future” (1889) de la escritora inglesa Elizabeth Burgoyne Corbett (1846-1930). New Amazonia está escrito como reacción a la violenta literatura anti-sufragista que se estaba publicando en el momento. Se sitúa en el año 2472 en lo que fue Irlanda, poblada predominantemente por mujeres después de la devastación de comienzos del siglo XX. En este futuro, la guerra y la pobreza han desaparecido, al igual que la monarquía. Alta tecnología junto a la igualdad entre los sexos. De nuevo, sin embargo, elementos terribles están presentes como que los hijos ilegítimos, los enfermos, los no blancos, son sacrificados. Y una visión puritano-victoriana que considera el sexo como “placeres animales”. De nuevo la ambivalencia extrema.
Ya cité en una anterior entrada la encomiable “Sultana’s dream” (1905), de la escritora bengalí, pensadora, educadora, activista social y defensora de los derechos de la mujer, Rokeya Sakhawat Hussain (1880-1932), en la que se invierten los tradicionales papeles masculino y femenino en el islam, siendo los hombres los que tienen que vivir recluidos por la práctica de la purdah y a presentarse en público totalmente cubiertos[2].
Otras utopistas de inspiración feminista fueron la británica Florence Dixie (1855-1905) que era periodista y la primera corresponsal de guerra inglesa y su “Gloriana, or the revolution of 1900” (1890) en la que una mujer disfrazada de hombre es elegida primer ministro del Reino Unido y establece la plena igualdad entre los sexos.
O las estadounidenses Alice Ilgenfritz Jones y Ella Merchant y su “Unveiling a parallel: a romance” (1893), en la que describen dos sociedades paralelas en Marte; en una de ellas, Paleveria, los roles están invertidos y las mujeres se entregan a los mismos excesos que los hombres de la Tierra; en la otra, Caskia, los dos sexos han alcanzado una situación de igualdad.
Pero no todas las utopías-distopías publicadas en la época responden a planteamientos feministas. No pocas más bien intentan atacar al movimiento feminista de entonces, con novelas utópicas de corte reaccionario, para mostrar lo mal que podría ir todo si gobernaran las mujeres
Una de las distopías más rabiosamente antifeministas fue la de Walter Bessant (1836-1901) titulada The revolt of Man (1882). Presenta una visión distópica de una sociedad dominada por mujeres del siglo 22, donde ellas mantienen a los hombres en la subordinación completa invirtiendo de forma grotesca los roles de género victorianos. Al igual que otros muchos autores de la época, Besant era consciente de que los estereotipos de género ya comenzaban a resquebrajarse en su época debido al surgimiento del movimiento feminista, pero en lugar de apoyar la idea de la igualdad de género, defiende con unas y dientes el patriarcado masculino tradicional de estilo victoriano
También es el caso de la periodista norteamericana Anna Bowman Dodd (1858-1929) que escribió una distopía reaccionaria antifeminista y antisocialista titulada “The republic of the future; or, socialism a reality” (1887) situada en Nueva york en 2050. O la novela “The isle of feminine” (1893) de Charles Elliott Niswonger (1868-1918), donde las mujeres son inmortales y los escasos hombres son esclavos. Al final, claro, la isla se hunde.
En otra línea, la extraña “La Raza Venidera” (1871) de Edward Bulwer Lytton (1803-1873) que fue nombrado caballero en 1838 y es conocido sobre todo por su novela Los últimos días de Pompeya, es una de las más importantes de las últimas décadas del siglo XIX.
La Raza Venidera anticipa con extraordinaria precisión un diferente papel de la mujer, los desarrollos de la energía nuclear y la tecnología láser (Vril), las naves voladoras, los robots y los terribles genocidios étnicos que llevarían a cabo pretendidas razas superiores. Se trata de una de las primeras novelas de ciencia ficción de la literatura inglesa, uno de los textos seminales antes de H.G. Wells.
En esta novela, Lord Lytton nos describe un mundo subterráneo en que viven los Vril-ya, una raza superior de maravillosas criaturas aladas, humanos que se han convertido en sobrehumanos. Son poseedores de poder y sabiduría casi divinos. Han alcanzado todos los ideales, pero han perdido todo lo que es la esencia del hombre. Su asfixiante perfección supone una transformación de la naturaleza humana, una deshumanización. No hay pobres ni criminales, pero tampoco héroes ni artistas
Curiosamente esta sociedad que nos describe el autor está organizada como un potente matriarcado, el sexo femenino es el sexo dominante. Posiblemente se trataba más bien de una sátira de los roles de género de la época victoriana, porque una vez casadas las poderosas Gy-ei (mujeres), dejan sus alas y se dedican a cuidar a sus queridos Ana (hombres).
En todo caso no deja de ser curioso que cuando se trata de describir una sociedad del futuro consumida en su perfección se presente precisamente como un matriarcado. Ni dejemos de resaltar que, aunque desde luego no fuera la intención del autor, las aventuradas suposiciones sobre una raza superior fascinaron en su momento, e incluso la novela inspiró la creación de una sociedad secreta, la Sociedad Vril, que operaba dentro de las SS de Hitler[3].
Ya en la segunda década del siglo XX, en plena guerra mundial, destaca “Herland” (1915) de Charlotte Perkins Gilman, que ya se ha comentado en la entrada dedicada a esta interesante e imprescindible autora.
Pero incluso en esa época de guerra hubo otras prospecciones utópicas de carácter femenino, esta vez escritas por hombres. Por ejemplo, “Goslings. A Word of Women” (1913) del inglés J. D. Beresford (1873-1947) en la que imagina que una plaga ha respetado tan sólo a las mujeres en Londres, lo que le permite describir una sociedad exclusivamente femenina con seriedad y simpatía. Otro ejemplo es el relato “June,6,2016” (1916) del norteamericano George Allan England (1877-1936) en el que imagina una historia del futuro de corte feminista.
En la próxima entrada se terminará esta entrada dedicada a los precedentes con las obras de carácter utópico publicadas antes de que el feminismo asaltara la ciencia ficción: la época de entreguerras y hasta mediados de la década de los 60.
[1] Sigo aquí el excelente trabajo de Sergio Mars “Feminismo utópico en la primera ola de la ciencia ficción” (2015)
[2] Si se desea echarle un vistazo a este relato, hay traducción española en la red: En esta dirección: http://laspupilasdelpupilo.blogspot.com.es/2016/02/el-sueno-de-sultana-relato-para-leer.html
[3] Si se desea un análisis más detallado de la novela de Lytton, ver “La raza venidera, de Edward Bulwer Lytton ¿Ciencia–ficción pasada de moda o un libro para iniciados?” (2008): http://www.quintadimension.com/node/320