Así lo presentaba Le Guin en la introducción a “Cantos estelares de un viejo primate”: “Conozco a James Triptee, Jr. desde hace varios años; lo he conocido bien, con creciente placer y confianza, y para provecho de mi alma. Es un sesentón menudo y frágil, esquivo y gentil; usa sombrero de paja; ha vivido, y aún suele pasar temporadas, en algunos de los lugares más exóticos del mundo; ha trabajado en el ejército, el gobierno y la universidad; es introvertido, pero activo, un amigo cálido, un hombre candoroso, chispeante, especial. (…) Lo único que supera las cartas de Tiptree son los cuentos de Triptee. Es un hombre cuya amistad honra y alegra. Pero lo más maravillosos de Tiptree es que también es Alice Sheldon”.

Alice Sheldon-James Tiptree
Alice Sheldon-James Tiptree

Cuando en 1967 empezaron a llegar relatos de sorprendente imaginación y gran calidad de un desconocido Tiptree a las editoriales del “mundillo” de la CF se levantó una ola de elucubraciones sobre su identidad. Téngase en cuenta que en el fandom de la Ciencia Ficción todo el mundo se conoce. Para eso están las numerosas Convenciones, incluida la Wordcon, donde aficionados y escritores debaten e intercambian.

Pero durante diez años mantuvo el anonimato hasta que de forma casual un aficionado logró averiguar que tras Tiptree se encontraba Alice Bardley Sheldon (1915-1987), una interesante señora, que escribía también relatos de ciencia ficción como Alice Sheldon o también como Raccoona Sheldon. Resulta que había escogido el seudónimo de un tarro de mermeladas.

Las polémicas sobre su identidad alcanzaron al debate de ideas (por ejemplo, la percepción de que existe una literatura exclusivamente femenina, o masculina) y a las opciones progresistas que Tiptree iba mostrando desde su anonimato. Cuando alguien sugirió que tras Tiptree podría haber una mujer, hasta el ya gran escritor Robert Silverberg pontificó con gran clarividencia en el prólogo a un libro de relatos de Tiptree que «se ha sugerido que es una mujer, teoría que encuentro absurda porque hay para mí algo ineluctablemente masculino en sus narraciones».

Cima mundoTiptree se presentaba como una persona amable en sus cartas, progresista y abiertamente feminista del que se especulaba que pudiera ser homosexual. Joanna Russ, icono en la época de la ciencia ficción feminista, le escribió en cierta ocasión: «Pero, ¡cómo vas a ser tú feminista, si eres un hombre!».

Alice Sheldon nació en una familia de intelectuales adinerados. Su vida es sencillamente apasionante.  Su padre, Herbert Bradley, era abogado y naturalista, y su madre era Mary Hastings Bradley, una inagotable escritora de ficción y libros de viaje de gran éxito. Con su familia, Sheldon viajó por todo el mundo desde muy joven, sobre todo por India y África. Como declaró posteriormente sus visitas al Congo, Ruanda, Uganda, Kenia…, la marcaron profundamente. Fue artista gráfica, pintora y crítica de arte.

En 1942 se unió al ejército de los Estados Unidos y trabajó en el grupo de fotografía en Inteligencia de la Fuerza Aérea. En 1945 se casó con su segundo marido, Huntington D. Sheldon, dejó el ejército un año después y creó una pequeña empresa junto a su esposo. Durante un breve período (de 1952 a 1955) trabajó para la CIA, volviendo luego a la Universidad doctorándose en Psicología experimental.

En mayo de 1987, a la edad de 71 años, Sheldon dio muerte a su marido de 84 años -ciego y con bastantes problemas de salud- y luego se suicidó. Al parecer, como dijo aquella noche a su abogado, se trató de un pacto suicida.

Recomiendo para interesadas acudir la extensa biografía de Julie Philips. En 1991, se creó un premio en su honor, el James Tiptree, Jr. Award, (https://tiptree.org)   destinado a destacar las obras de ciencia ficción que expanden o exploran y vuelven a imaginar los papeles de género.canciones estelares

A lo largo de su vida Bradley tuvo una relación bastante conflictiva con la sexualidad, manteniendo atormentadas relaciones lesbianas casi nunca consumadas.

“… he atravesado suficientes períodos de desesperante confusión […] y creo que al menos el noventa por ciento de todo ello radica en el hecho de que soy del sexo femenino, en este lugar y en este tiempo”. Pero incluso llegó a afirmar que “vivo en mi cuerpo como en un artefacto extraño”.

La escritora Lola Robles, que ha publicado un extenso trabajo sobre Alice Sheldon[i], afirmó que “Los feminismos más clásicos hablarían de que Sheldon no deseaba realmente ser un varón, sino conseguir el poder, la valoración, el respeto, los privilegios y ventajas vinculados a la masculinidad. Dirían que ella no fue capaz de valorarse a sí misma como mujer y atreverse a vivir su lesbianismo. El feminismo queer plantearía que, de haber podido devenir libre, quién sabe qué, quién hubiera sido Alice, Raccoona, James Sheldon-Tiptree. Hubiese sido, simplemente, lo que deseara ser, lesbiana, bisexual, transexual, transgénero, queer, mujer masculina, mujer femenina. Pero nació antes de tiempo. Por eso escribía ciencia ficción, para adelantarse al futuro… No resulta extraño, repito, que a través de la ciencia ficción Sheldon quiera huir hacia planetas lejanos”.

En palabras de Miquel Codony[ii]La de Tiptree se podría leer en clave de símbolo de la desigual situación de la mujer en los EE.UU. de las décadas entre los 50 y los 70, pero creo que la realidad que propone Phillips es más compleja que eso. Me lo sugiere la conflictiva relación que mantuvo Alice Sheldon con las ideas defendidas por el entonces naciente movimiento feminista y por los numerosos escritos personales en los que expresaba su envidia por la situación social de los hombres y lamentaba haber nacido mujer, o por su odio —cuesta calificarlo de otra forma— hacia la idea de la maternidad… Las intensas discusiones mantenidas entre Russ y Tiptree acerca del lugar que tenía que ocupar la mujer en la sociedad parecen, en retrospectiva, algo verdaderamente paradójico, en parte por la necesidad de Sheldon de recurrir a su personalidad masculina para abordar estos temas”.

Tiptree-Alice escribió pocas novelas, escritas todas tras conocerse su identidad. En España se ha editado “En la cima del mundo”, ya difícil de encontrar, que a mi modo de ver es demasiado compleja y que trata de las imposibles relaciones inteligibles entre tres culturas totalmente distintas.

Pero destacó particularmente por unos relatos extraordinarios, calificados por Clute como de verdadera grandeza. En España se han publicado unos pocos, recogidos en tres recopilaciones: “Mundos cálidos y otros”, “Cantos estelares de un viejo primate”, y “A diez mil años luz”, que ya sólo se encuentran en las librerías de viejo.

John Clute, el autor de la inmensa Enciclopedia de la Ciencia Ficción, analizando su obra concluyó que “es muy raro que una historia de James Tiptree no trate directamente con la muerte y termine con la muerte del espíritu, o de toda esperanza, o de toda la humanidad”. Añadamos que es recurrente en su obra la tensión entre el libre albedrío y el determinismo biológico.

Entre sus relatos destacaría “El último vuelo del Doctor Ain”, “La muchacha que estaba conectada”,” Su humo se elevó para siempre”, “Un momentáneo sabor de existencia”, “El amor es el plan, el plan es la muerte”, “El eslabón vulnerable”, y muy particularmente “Las mujeres que los hombres no ven”. Todos ellos altamente recomendables.

Houston1Me detengo -para finalizar- en una de las novelas cortas más premiadas de Tiptree. Se trata de Houston, Houston, ¿me recibe? (1977). En ella describe como una enfermedad particularmente selectiva y virulenta exterminó a los hombres, dejando solas a las mujeres que construyen una sociedad gobernada por consenso, sin una autoridad central y donde no se conocen la furia, ni la guerra ni las pasiones violentas. Son dos millones de habitantes clonados de modo que cada mujer tiene muchas hermanas, madres e hijas idénticas.

Esta es la situación cuando a través de un pliegue espacio-temporal llegan tres astronautas norteamericanos del siglo XX. Ahora los alienígenas no son las mujeres son los hombres. En palabras de Julie Philips, “Los hombres no son los salvadores, los destructores, los patriarcas ni los compañeros sexuales, sino meros despojos de la historia».

Ante la repentina aparición de este factor desestabilizador, ¿Qué hacer con estos “alienígenas”? Tiptree, hace más fácil la decisión cuando los tres astronautas procedentes del pasado, son descritos respectivamente como un obseso sexual, un religioso fanático y un neurótico. Por contra, las mujeres son fuertes, serenas, racionales y desapasionadas.

Ante el inevitable conflicto y ruptura que supone la presencia de estos tres hombres que no tienen lugar en ese feliz mundo de mujeres, la opción más evidente es el exterminio. Matan, pero no con odio, sino en con el objetivo de un bien mayor. Su acción es noble. Pero eso no deja de ser terrorífico: un grupo se arroga el derecho a decidir sobre la humanidad de otros. Se trata de una obra bien ambigua.

Decía Tiptree con doble sentido: “No me sentiría más amenazado con una estructura exclusivamente femenina que con una exclusivamente masculina

triptee

[i] LOLA ROBLES: Un momento de pura esencia: La ciencia ficción de Alice (Raccoona) Sheldon – James Tiptree Jr (en Alfa Eridani nº 26)

[ii] MIQUEL CODONY. Reflexiones en torno a “James Tiptree Jr., the Double Life of Alice B. Sheldon” de Julie Phillips