Burdekin1Doce años antes de que Orwell publicara su “1984”, una mujer construyó una terrible distopía feminista y antinazi. Se trata de la escritora británica Katharine Burdekin (1896-1923).

Burdekin nació en 1896 en el seno de una familia de clase media alta en Inglaterra. Se casó en 1915 con el remero olímpico y abogado Beaufort Burdekin, con el que tuvo dos hijas, pero finalmente dejó a su esposo en 1922. Más tarde, en 1926, se involucró románticamente con una mujer que sería su compañera de toda la vida.

Escribió siete novelas de ciencia ficción y otras cuatro de literatura realista, siempre desde una óptica feminista. Escrita antes que «Swastika Night» pero publicada bastante después de su muerte, The End of This Day’s Business (1989), especula sobre una sociedad en que son las mujeres las que dominan el mundo y que de alguna manera parece ser una verdadera utopía. Los hombres son bien tratados y llevan una vida agradable. No obstante, Burdekín señala “no importa cuán benigna sea su subyugación, es una subyugación y, por lo tanto, inherentemente corrupta”.

The End of«Swastika Night», su obra más conocida, es equiparable por muchas razones a 1984 pero fue escrita doce años antes. Pero mientras «Swastika Night» permanece prácticamente desconocida, 1984 se ha convertido en un clásico del que resulta imposible sustraerse si del totalitarismo hablamos. La novela fue publicada con el seudónimo Murray Constantine para evitar el riesgo de ataques a su mujer y familia por parte del creciente fascismo. La verdadera identidad de «Murray Constantine» no llegó a ser conocida hasta mucho después de la muerte de Burdekin.

La narración de «Swastika Night», tiene lugar siete siglos después de que el nazismo ganase la segunda guerra mundial (en la novela Guerra de los Veinte Años). Alemania domina Europa y África, Japón el resto del planeta. Las «razas inferiores» han sido eliminadas y los cristianos restantes son perseguidos por no aceptar la divinidad de Hitler. El mundo nazi que nos describe es una extraña sociedad feudal basada en la sumisión, el militarismo y el patriarcado extremo. En la misma la religión es la adoración a un Hitler divino que emergió de la cabeza del Dios del Trueno

Además, la violación ha dejado de ser delito y las mujeres sólo sirven para criar la próxima generación de superhombres. Ellas son objeto de una terrible violencia y son consideradas estúpidas y desagradables en tanto los hombres son musculosos y hermosos.

Noche Svástica 3La historia se desarrolla mientras un inglés, Alfred, de visita en Alemania, conoce a uno de los gobernantes nazis y descubre una información que puede ser potencialmente terrible: nacen muchas menos mujeres. Es el punto de partida para rebelarse contra el odio y la ignorancia.

Como dice el periodista Darragh McManus[1], Swastika Night “plantea una historia alternativa terriblemente coherente y plausible”. La novela tiene la capacidad de desvelar la naturaleza del nazismo de forma profética: su violencia y falta de sentido; su irracionalidad y superstición; su inmadurez emocional; el horror cotidiano y sofocante… Y sobre todo desvela el intrincado vínculo entre misoginia, patriarcado y fascismo, hoy mostradas de por las ultraderechas ascendentes.

Me parece de particular interés el análisis comparativo que, desde el punto de vista de la representación de las políticas de género, hace Irina Cruz[2] entre «1984» y «Svastika Night», que reproduzco a continuación.

La noche de la esvástica nos sitúa en el año 721 de la dictadura de Hitler, con el mundo dividido entre el imperio nazi (Europa y África) y el japonés (Asia y América). Burdekin presenta un régimen totalitario similar al de 1984, en el que no existe la libertad individual ni el conocimiento del pasado. Así, como Orwell, muestra a sus personajes viviendo en la ignorancia y la violencia. Los elementos de similitud entre las dos obras no acaban aquí: la jerarquía social es en ambas un tema principal, y los dos autores presentan un protagonista rebelde que es guiado por un libro con secretos del pasado y el presente (y cuando intenta compartirlo con otras personas se enfrenta a la indiferencia y resistencia). Incluso muchos detalles de la trama son similares: en ambos casos es una fotografía la que desvela conocimiento clave de la historia pasada. No existe evidencia de que Orwell se basara en «Swastika Night», al escribir doce años después 1984, pero las similitudes internas entre ambas obras y la cercanía entre los autores a través de su editor sugieren que, como mínimo, conocía la obra de Burdekin.

9782266280549-esEl punto en el que las novelas difieren de forma significativa es en su representación de las políticas de género. Para Orwell, cegado por su androcentrismo y misoginia, las mujeres son seres pasivos e inferiores de forma natural, idealizadas por su capacidad reproductora y sexual. Pese a imaginar un mundo masculinizado, el autor no lo hace como crítica a los roles sexuales y de género, representando lo femenino como subordinado y asociándolo a términos peyorativos, a excepción del estereotipo materno como símbolo del sacrificio de la mujer por lo ajeno. De la misma manera, Orwell no reconoce la relación entre poder y género en un mundo dominado por hombres que ansían control y dominación, en el que ni tan sólo una mujer ocupa un rol comparable al de éstos.

En «Swastika Night», en cambio, sí que se acusa esta continuidad entre la preocupación por el poder de los hombres en posiciones políticas y la dominancia que buscan en la vida privada, representando una sociedad basada en el culto a la masculinidad como principio esencial. Al contrario que Orwell, Burdekin ve la reducción de la mujer a la maternidad como una forma más de animalización y reducción a la función biológica. La autora se muestra firme en su crítica a la discriminación de la mujer, afirmando que “la docilidad de las mujeres es la tragedia de la raza humana”, y que ninguna sociedad es capaz de prosperar con uno de sus grupos sometido a otro. Burdekin insiste en la continuidad fundamental entre la realidad que ella imagina y la suya propia: nuestro lenguaje y nuestra forma de pensar ya está basada en la dicotomía de la mujer construida como ángel y como demonio, degradada a sus funciones biológicas. La autora no inventa nada, tan sólo exagera lo que percibe a su alrededor, y sobre todo acierta al señalar que la sumisión de la mujer no tiene nada que ver con su naturaleza sino con su socialización como ser subordinado al hombre”.

Noche Svástica«Svastika Night», me parece una obra maestra olvidada, imprescindible como distopía feminista que, lamentablemente, no ha encontrado eco todavía en el mercado editorial en España.

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[1] Darragh Mc Manus, Swastika Night: Nineteen Eighty-Four’s lost twin, The Guardian. 2009

[2] Irina Cruz, Feminismo en las distopías literarias: recuperando a Katharine Burdekin http://zena.cat/es/feminismo-en-las-distopias-literarias-recuperando-a-katharine-burdekin/, 2016