Entre los años 60 y el cambio de siglo, la maternidad en la ficción especulativa feminista se convierte en un campo de experimentación radical. Desde la gestación artificial hasta las maternidades queer, las autoras exploran nuevas formas de parentesco, resistencia y agencia corporal, mientras enfrentan las reacciones conservadoras que intentan restaurar el orden patriarcal.
🌊 1960–1979: Segunda ola, revolución y explosión especulativa
Las décadas de 1960 y 1970 marcan un punto de inflexión en la representación de la maternidad en la ciencia ficción. En plena efervescencia de los movimientos feministas de segunda ola, las autoras —y algunos autores— comienzan a cuestionar no solo el patriarcado, sino también las estructuras biológicas, sociales y simbólicas que sostienen la maternidad como destino obligatorio. La ciencia ficción se convierte en laboratorio de especulación política, donde se ensayan modelos alternativos de reproducción, crianza y parentesco.
La maternidad deja de ser una función naturalizada y se convierte en tecnología, elección, resistencia o incluso disidencia. Las obras de este periodo exploran la gestación artificial, la crianza colectiva, la abolición de la familia nuclear y la reapropiación del cuerpo como territorio político.
🧬 Gestación artificial sin participación del cuerpo materno
Marge Piercy – Mujer al borde del tiempo (1976)
Imagina una sociedad futura donde los bebés se gestan en úteros artificiales y son criados por tríadas sin distinción de género. La maternidad se disuelve como rol biológico y se convierte en práctica social compartida.

James Tiptree Jr. – Houston, Houston, me recibe? (1976)
En un mundo post-apocalíptico habitado solo por mujeres, la reproducción se realiza por clonación. La maternidad se convierte en acto técnico y político, desvinculado del cuerpo y del deseo masculino.
Judith Merril – The Love Machines (1964)
Ironiza sobre la automatización del afecto y la reproducción. Aunque no aborda directamente la gestación, su crítica a la mecanización de los vínculos emocionales sugiere una maternidad deshumanizada y gestionada por sistemas artificiales.
Isaac Asimov – Los hijos de la máquina (1961)
Plantea una maternidad completamente tecnificada, donde los vínculos afectivos son reemplazados por lógica computacional. La crianza se convierte en simulacro algorítmico.
👩👩👧 Crianza colectiva y disolución de la familia nuclear
Joanna Russ – El hombre hembra (1975)
Presenta cuatro versiones de la misma mujer en universos paralelos, uno de ellos sin hombres ni familia tradicional. En el mundo de Whileaway, las mujeres se reproducen por fusión genética de óvulos y crían en comunidad, desmantelando el modelo familiar patriarcal.
Ursula K. Le Guin – Los desposeidos (1974)
En la sociedad anarquista de Anarres, la maternidad no está ligada a la propiedad ni al sacrificio. La crianza se realiza en comunidad, sin estructuras familiares tradicionales, y los vínculos afectivos se basan en la cooperación y el respeto mutuo. La obra propone un modelo de parentalidad horizontal y no posesiva, en sintonía con los ideales libertarios.

Monique Wittig – Les Guérillères (1969)
Propone una comunidad de mujeres guerreras donde la maternidad no es eje de identidad, sino parte de una experiencia colectiva. Se defiende la poliandria y se subvierten los roles reproductivos tradicionales.
Sally Miller Gearhart – The Wanderground (1978)
Imagina una sociedad separatista donde las mujeres crían a sus hijas fuera del control masculino. La maternidad se convierte en acto de resistencia y transmisión cultural.
Suzy McKee Charnas – Motherlines (1978)
Presenta una cultura de mujeres nómadas que se reproducen por partenogénesis, sin hombres ni estructuras familiares tradicionales. La maternidad es autónoma, ritualizada y comunitaria.
Donna J. Young – Retreat: As It Was! (1979)
Describe una comunidad de mujeres que se retiran del mundo patriarcal y reinventan la maternidad como vínculo espiritual y político. La gestación se convierte en acto de sanación y conexión con la tierra.
🌀 Cuerpos disidentes y maternidades queer
Ursula K. Le Guin – La mano izquierda de la oscuridad (1969)
Introduce una especie humana de género fluido, donde cualquier individuo puede gestar y ser padre o madre. La maternidad se disocia del sexo biológico y se convierte en posibilidad compartida.

Vonda McIntyre – Serpiente del sueño (1978)
La protagonista, Snake, es una sanadora que cuida y acompaña, pero cuya relación con la maternidad es ambigua. El cuerpo femenino aparece como espacio de cuidado, no de reproducción, y la novela explora vínculos afectivos no normativos.
James Tiptree Jr. – La muchacha que estaba conectada (1973)
Una joven controla remotamente el cuerpo perfecto de una celebridad artificial. La maternidad es imposible: el cuerpo gestante ha sido sustituido por una interfaz tecnológica, borrando toda capacidad reproductiva.
James Tiptree Jr. – La mujer que murió en la Luna (1973)
Plantea una maternidad imposible, marcada por la alienación, el sacrificio y la pérdida. La protagonista vive una experiencia corporal fragmentada, donde el deseo de maternidad se enfrenta a la imposibilidad física y emocional.
Angela Carter – La pasión de la nueva Eva (1977)
Subvierte la maternidad desde el cuerpo transfigurado: el protagonista masculino es forzado a gestar, en una alegoría sobre el poder reproductivo y la violencia simbólica.
Gerd Brantenberg – Hijas de Egalia (1977)
Invierte los roles de género en una sátira donde los hombres son los gestantes y las mujeres ocupan el poder. La maternidad se convierte en herramienta de crítica estructural, cuestionando el binarismo y la jerarquía sexual.
🤖 Crítica a la domesticación y la maternidad como simulacro
Ira Levin – Las mujeres perfectas (1972)
Funciona como crítica feroz a la domesticación de las mujeres. Las esposas perfectas son reemplazadas por autómatas, borrando toda subjetividad, deseo y agencia materna. La maternidad se convierte en función programada, sin afecto ni voluntad.

Estas obras no solo imaginan futuros posibles, sino que interpelan el presente. La maternidad ya no es un destino ni una carga, sino una construcción cultural que puede ser desmontada, reinventada o compartida. La ciencia ficción feminista de los 60 y 70 abre así un horizonte utópico donde el cuerpo gestante deja de ser propiedad del Estado, del marido o de la biología, y se convierte en espacio de agencia de las mujeres
⚠️ La liberación de la mujer como amenaza al orden social: distopías antifeministas durante la segunda ola
Desde los inicios del feminismo, parte de autores de ciencia ficción reaccionan con temor o burla ante la posibilidad de una sociedad dirigida por mujeres y a una maternidad que sea decidida libremente por ellas. Ante el auge de la segunda ola feminista y su creciente impacto social, este tipo de distopías se intensificó, proyectando fantasías donde la liberación sexual femenina se convierte en amenaza al orden patriarcal. En ellas, la maternidad aparece como función desnaturalizada, castigada o subordinada al deseo masculino, y las sociedades sin hombres se presentan como insostenibles, perversas o condenadas al fracaso.
Ejemplos de esta tendencia podrían ser obras como Sex and the High Command (1970) de John Boyd, Regiment of Women (1973) de Thomas Berger, Gender Genocide (1972) de Edmund Cooper, The Feminist (1971) de Parley J. Cooper o Las Crónicas de Gor (desde 1966) de John Norman.

Las distopias reaccionarias en la ciencia ficción durante la segunda ola feminista han sido objeto de otra entrada de este blog.
Estas obras no solo reflejan el miedo a la transformación social, sino que revelan cómo la maternidad se convierte en símbolo de orden perdido o instrumento de restauración patriarcal. Frente a las utopías feministas que la reimaginan como experiencia ética o colectiva, estas distopías la presentan como función deshumanizada, controlada o castigada.
🧠 Maternidad como trauma, poder simbólico y biopolítica (1980–1999)
Durante los años 80 y 90, la ciencia ficción feminista abandona en parte el impulso utópico de las décadas anteriores y se adentra en territorios más oscuros, introspectivos y simbólicos. La maternidad aparece como experiencia marcada por el trauma, la alienación, la reapropiación del cuerpo y la crítica a las tecnologías reproductivas. En este periodo, el cuerpo gestante se convierte en campo de batalla biopolítico, donde se cruzan el deseo, el control estatal, la memoria y la violencia.
🧬 Cuerpos intervenidos y maternidades tecnológicas
Margaret Atwood – El cuento de la criada (1985)
Obra clave del periodo y referente ineludible en la representación distópica de la maternidad. En una teocracia totalitaria, las mujeres fértiles son forzadas a gestar para las élites. La maternidad se convierte en instrumento de opresión, pero también en símbolo de resistencia. Su impacto ha trascendido la ficción, convirtiéndose en emblema de movimientos feministas contemporáneos.
Marge Piercy – He, She and It (1991)
Presenta una maternidad posthumana, donde la protagonista reconstruye su cuerpo para gestar, en un mundo dominado por corporaciones y cyborgs. La maternidad es resistencia, pero también reconstrucción traumática.

Octavia Butler – Xenogenesis (1987–1989)
Trilogía compuesta por Amanecer, Ritos de Madurez e Imago, plantea una maternidad híbrida entre humanos y alienígenas. La gestación se convierte en negociación genética, ética y afectiva.
Pamela Sargent – The Shore of Women (1986)
Imagina una sociedad donde los hombres viven aislados y las mujeres controlan la reproducción mediante tecnología. La maternidad es poder, pero también exclusión.
Esther M. Friesner – The Psalms of Herod (1996)
En una sociedad marcada por el control religioso y político, las mujeres viven en granjas de cría controladas por el “macho alfa” (sic). Obligadas a una sexualidad brutal para ser madres. La protagonista se rebela contra esa situación de abyecta opresión.
Louise Marley – The Terrorists of Irustan (1999)
En un mundo donde las mujeres son sometidas a toda violencia y opresión, las mujeres médicas luchan contra un régimen patriarcal; la maternidad se convierte en símbolo de autonomía y resistencia. La ciencia y el cuidado se enfrentan al dogma y la violencia estructural.
🧠 Maternidad como memoria, duelo y reapropiación simbólica
Geoff Ryman – The Child Garden (1989)
Presenta una sociedad donde los niños son educados por virus simbióticos. La maternidad se diluye en una red de memoria colectiva, donde el cuerpo pierde centralidad.
Octavia Butler – Parábola del sembrador (1993)
En un mundo en descomposición acelerada, introduce una protagonista que no es madre, pero cuya visión utópica —la “semilla” de una nueva religión— se construye desde el lenguaje de la gestación, el cuidado y la siembra.
Sheri S. Tepper – La puerta al país de las mujeres (1988)
Plantea una sociedad donde las mujeres controlan la reproducción y los hombres son relegados a roles guerreros. La maternidad es estrategia política, pero también manipulación genética.

Sybil Claiborne – In the Garden of Dead Cars (1993)
En un paisaje urbano colapsado, la maternidad aparece como experiencia de duelo y memoria, en medio de la violencia estructural y la descomposición social.
🌀 Maternidades queer, fragmentadas y posthumanas
Nicola Griffith – Ammonite (1992)
Imagina un planeta habitado solo por mujeres, donde la maternidad se transmite por contacto viral. La reproducción es simbiótica, no sexual, y la maternidad se redefine como vínculo cultural. Las relaciones sexuales libres entre mujeres no están ligadas a la reproducción. Fue una obra simbólica para el movimiento lésbico.
Pat Cadigan – Synners (1991)
Presenta un mundo de realidad virtual donde los cuerpos se disuelven. La maternidad aparece como recuerdo, como código, como archivo emocional.


Nicola Griffith – Río Lento (1995)
Aunque no centrada en la maternidad, aborda el cuerpo femenino como espacio de trauma y reconstrucción, en una narrativa queer que subvierte el linaje biológico.
Jane Fletcher – The Celaeno Series (1999)
Serie protagonizada por mujeres en un universo fantástico con elementos de ciencia ficción. Aunque la maternidad no es central, se exploran vínculos afectivos, linajes y relaciones queer que desafían el modelo reproductivo tradicional.
Estas obras ya no buscan imaginar utopías perfectas, sino explorar las fisuras del deseo, el dolor y la memoria. La maternidad se convierte en símbolo, en tecnología, en herida y en posibilidad. En los años 80 y 90, la ciencia ficción feminista se vuelve más introspectiva, más crítica, más híbrida —y posiblemente con ello, más poderosa.
🔗 Conclusión: del cuerpo político al cuerpo planetario
A lo largo del siglo XX, la ciencia ficción feminista transformó la maternidad de destino biológico en campo de disputa simbólica, política y tecnológica. Desde las utopías separatistas hasta las distopías biopolíticas, desde los cuerpos queer hasta las maternidades artificiales, las autoras imaginaron futuros donde gestar podía ser elección, resistencia, trauma o disidencia. La maternidad dejó de ser una función naturalizada para convertirse en lenguaje, en metáfora, en tecnología y en memoria.
Pero hacia finales del siglo, algo cambia. Las utopías se desvanecen, y en su lugar emergen cuerpos fragmentados, genealogías rotas, maternidades híbridas y posthumanas. El cuerpo gestante ya no es solo territorio político: es también archivo emocional, interfaz biotecnológica, semilla de mundos posibles. La maternidad se vuelve más ambigua, más simbólica, más inquietante.
Este giro prepara el terreno para el siglo XXI, donde la tercera y cuarta ola feminista expanden el debate hacia el Antropoceno, la inteligencia artificial, la ecología, las genealogías queer y las maternidades trans. La ciencia ficción ya no se pregunta solo quién puede gestar, sino qué significa hacerlo en un mundo que se desmorona, se digitaliza y se reprograma. La maternidad, en este nuevo siglo, se convierte en interfaz entre lo humano y lo planetario.
