Mujer, feminismo, ciencia ficción

Poca gente será la que no haya oído hablar de la distopía escrita por Orwell. Excepto Feijoo quizás, que confundió el título de la obra (1984) con la fecha en que fue escrita por George Orwell (1948).

Quien no recuerda el Gran Hermano, pero también, la habitación 101, el terror de las ratas, Winston Smith y Julia, su compañera delatora, los ministerios de la Verdad, del Amor o la Paz, o la neolengua…. Sin duda se trata de la obra de ciencia ficción que ha traspasado el género para llegar al mainstream y convertirse en el arquetipo de la más terrible de las distopías. Una obra maestra y redonda.

Son embargo 1984 contiene otro lado oscuro. Cuando  en otra entrada de este blog hablábamos de la distopía de Katharine Burdekin “La noche de la Esvástica”, recogíamos este comentario de Irina Cruz: Para Orwell [en 1984], cegado por su androcentrismo y misoginia, las mujeres son seres pasivos e inferiores de forma natural, idealizadas por su capacidad reproductora y sexual. Pese a imaginar un mundo masculinizado, el autor no lo hace como crítica a los roles sexuales y de género, representando lo femenino como subordinado y asociándolo a términos peyorativos, a excepción del estereotipo materno como símbolo del sacrificio de la mujer por lo ajeno. De la misma manera, Orwell no reconoce la relación entre poder y género en un mundo dominado por hombres que ansían control y dominación, en el que ni tan sólo una mujer ocupa un rol comparable al de éstos.

En el mismo sentido Maite Mateos, escribe en su blog: La ciudadanía de 1984 está altamente jerarquizada, posee una mentalidad binaria, nacionalista y muy patriarcal. Los personajes femeninos de Orwell son pasivos, y siempre subordinados al hombre, únicamente idealizados en el aspecto sexual y reproductivo o en el de la madre sacrificada, pero en ningún momento se critican los roles sexuales o de género.

 George Orwell, como dijo Deirdre Beddoe (historiadora de las mujeres galesa), él era “totalmente ciego” al papel que las mujeres “eran y son obligadas a desempeñar”. Decía Beddoe que “un antifeminismo invasivo se manifiesta claramente en su obra. Era incapaz de mencionar el feminismo y el movimiento por el derecho de voto de las mujeres sin desdén”.

Como dice el crítico J. Brooks Spector, “la novela más importante de Orwell tiene un defecto, similar al que se observa en gran parte de sus otros escritos de ficción… sus personajes masculinos son vívidos, complejos y multifacéticos, pero los femeninos son en gran medida contrapuntos de los hombres en esas historias, como sucede con su retrato de la relación entre Smith y Julia

Eileen O’ Shaughnessy, esposa de Orwell

Esta factura antifeminista de “1984” está siendo revisitada ahora por otras escritoras. Es el caso de la australiana Anna Funder, una feminista defensora de los derechos humanos, que ha escrito Wifedom, una biografía de la primera esposa de Orwell, Eileen O’ Shaughnessy. El subtítulo es revelador “Mrs. Orwell’s Invisible Life”. En esta biografía Orwell aparece retratado como un misógino de manual.  La autora analiza como las esposas suelen quedar borradas de la historia y sus contribuciones olvidadas porque (como señala Funder) el tiempo está marcado por el género. “Construida en torno a una impresionante variedad de fuentes primarias, incluidas las propias cartas de O’Shaughnessy escritas entre 1936 y 1945, Wifedom expone este poder patriarcal e intenta neutralizarlo mediante la revelación creativa de la verdad de una mujer” dice Nanci Nott en The Guardian.

Ahora, con la autorización de “George Orwell Trust”, que posee los derechos de autor de Orwell, Sandra Newman se ha atrevido a revisitar “1984” intentando hacerlo precisamente desde la perspectiva feminista que despreciaba Orwell. No era un reto cualquiera escribir una versión revisitada de un clásico tan completo y magistral como “1984”. A mi parecer Newman con “Julia” (2023) lo consigue.

Sandra Newman

En la novela Sandra Newman rescata el relato de Orwell desde la óptica del día a día de Julia, mientras que Winston Smith y otros hombres han sido trasladados a los papeles de personajes secundarios. Sí, Smith es una conquista sexual útil, junto con otras, pero no es el motor que impulsa la nueva novela de Newman, Julia. Newman le ha dado a Julia agencia, libre albedrío y su propio destino. Y nos desvela lo que no hizo Orwell: como viven las mujeres bajo el poder del Partido y el Gran Hermano. Nos lleva al albergue donde viven, se revelan las conexiones de Julia con otras mujeres. Relaciones íntimas y muy comprometidas siempre bajo el ojo de la pantalla del Gran Hermano y su policía del pensamiento. Como dice la feminista Natasha Walter en su reseña, “estas relaciones demuestran cómo las vidas de las mujeres bajo este estado totalitario difieren inevitablemente de las de los hombres en cada punto. La vigilancia y la pérdida de la vida privada pesan de manera diferente en las mujeres, y lo que está en juego –en términos de abuso, falta de autonomía física, embarazo no deseado– parece más importante, incluso antes de que la trama pase a su fase más mortal”.

Julia, interpretada por Suzanna Hamilton en la película 1984 (1984) dirigida por Michael Radford

También de la mano de Julia visitamos los barrios bajos de los que llaman “proles”, los distintos estamentos del Partido y de los rebeldes teóricamente liderados por un tal Goldstein que encarna todos los males. Creo que se nos presenta así, de la mano de una mujer, una visión más amplia de la sociedad que bulle en la dictadura del Gran Hermano.

No obstante, uno saca la impresión que se trata, sí, de una sociedad dictatorial terrible e invivible, pero menos tenebrosa, un socialismo incompetente, brutal, pero flácido, plagado de corrupción y brutalidad, aunque hasta el horror parece como si tuviera un grado menos. “1984” es una obra maestra, y atreverse a ofrecer otra mirada es arriesgado y ha sido criticado en varias reseñas. Incluso se ha criticado que “Julia” tuviera un final diferente al de Orwell.

Según comenta el citado Brooks, “he aquí la diferencia fundamental entre las dos versiones de un futuro posible. Para Orwell, su última novela es una advertencia sobre el verdadero horror de un posible nuevo orden y la casi imposibilidad de que un ser humano escape a su control una vez que se haya establecido. El libro de Orwell es una profecía, una advertencia para que no se permita que ese destino se haga realidad, no sea que resulte imposible ponerle fin. 

En cambio, Newman parece decir que, independientemente de quién gobierne o qué sistema de valores profese, al final todo es lo mismo. Si aceptamos su conclusión en Julia, es que no podemos escapar de la opresión por una serie continua de tiranías porque los gobiernos son, al fin y al cabo, todos opresores”. Eso es una advertencia, pero pone al lector ante un desafío: la necesidad de demostrar que su tesis es errónea. Es posible construir un gobierno que no sea tan terrible como el que ha reemplazado. ¡Estás equivocada! ¡Otro mundo es posible!

Para terminar, Julia no es una valiente heroína, sino una valiente mujer que utiliza con una capacidad admirable todos los recursos posibles para sobrevivir. Incluso su sensualidad y su cuerpo. Hay feministas que han criticado el uso tan desprejuiciado del cuerpo para mantenerse y resistir. Y que no es suficientemente feminista. La verdad, yo no lo veo así.

Es una novela que realmente atrapa. A mí, como a Natasha Walter “el libro me quedó grabado con fuerza. La voluntad de supervivencia de Julia, sus experiencias infantiles, sus alegrías sensuales, sus relaciones con otras mujeres, todo ello hace de esta una visión compleja y empática que se mantiene a la altura del original de Orwell y en muchos aspectos lo enriquece”.

La recomiendo sin duda. Como recomiendo también volver a releer, antes de Julia, el “1984” de Orwell si hace tiempo que lo leímos.


Una respuesta a “1984 – Julia”

  1. […] hemos visto aquí una novela de la norteamericana Sandra Newman: «1984: Julia» en la que recrea la distopía de […]

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