Mujer, feminismo, ciencia ficción

Lauren Beukes (1976) es una autora sudafricana de gran interés. En una reciente entrevista en El País señalaba que escribe “thrillers literarios conceptuales. Me gusta escribir sobre temas sociales, sobre feminismo, racismo, pobreza y violencia, a través de esta lente. Tal vez se trata de un asesino en serie que viaja en el tiempo o de un mundo donde los criminales tienen animales mágicos, o de alguien que está creando monstruos extraños. O de un viaje a través del multiverso para tratar de reparar tu relación con los padres”.

También decía en esa entrevista que “la experiencia femenina es una experiencia vulnerable. Especialmente, cuando has crecido en un país donde la violencia contra las mujeres es muy frecuente [Sudáfrica]. Ahora mismo me parece aterrador ver hasta qué punto la extrema derecha está presionando contra el feminismo y cómo gente como Jordan Peterson, Andrew Tate Brett Kavanaugh están lavando el cerebro a los jóvenes. También quiero añadir que creo firmemente en los derechos de las mujeres trans. Opino que la lucha deba ser interseccional. No deberíamos decir qué es una mujer y qué no es una mujer. Pero sí cómo crecer siendo mujer, siendo vulnerable y consciente de los problemas sociales, al mismo tiempo que eres consciente de tu propio poder. Y consciente de cómo a otras personas no les gusta ese poder”.

Su última novela es «Bridge» pero ya tiene en su haber un buen número de obras como Zoo CityMonstruos rotosLas luminosas o Afterland. Esta última es de la que queremos hablar aquí.

«Afterland» (2020) es otra novela en que la mayoría de los hombres han desaparecido. En ella el 99% de los hombres han sido borrados por un virus de la gripe que se convierte en cáncer de próstata.

Esta situación, no es realmente el argumentario de la novela, sino el trasfondo en el que se desarrolla el mismo. Se trata de un arriesgado thriller feminista. Una madre (Cole) y su hijo (Miles), que sorprendentemente no ha sido infectado por el virus y que por ello es perseguido por agencias gubernamentales e incluso por la hermana de Cole (Billie) para venderlo a una familia rica. He leído la reseña de Stephen King en New York Times y me atrevo a reproducirla resumida porque hace más justicia al libro de la que podría hacerle yo

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La quinta novela de Lauren Beukes es un thriller inteligentemente escrito que comienza con una explosión satisfactoria: una madre (Nicole) y su hijo (Miles) huyen después de escapar de un complejo del gobierno donde el joven adolescente ha sido puesto en cuarentena y obligado a someterse a una serie interminable de pruebas. El niño pasa la mayor parte de la novela bajo el alias de Mila. Miles es uno de los pocos hombres que quedan después de que una pandemia se haya llevado al 99 por ciento de los portadores del cromosoma Y.

La solapa de mi edición anticipada declara que “Afterland” es un “thriller feminista de alto concepto que los fans de Lauren Beukes han estado esperando”. Se trata de una novela clásica de cine negro, de persecución de costa a costa, y Beukes, que es de Sudáfrica, ve Estados Unidos con los ojos frescos de un forastero. Hay paisajes desérticos, un casino exagerado, una mujer peligrosamente solitaria con una escopeta y, por último, una pesadilla de Florida en decadencia que todavía intenta ser Miami.

Cole y Miles/Mila están tratando de llegar a Florida, donde esperan encontrar un pasaje marítimo para regresar a su continente natal, África. Allí las cosas pueden mejorar o no (Beukes no entra en detalles). Los persigue el Departamento de Hombres, una especie de Gestapo femenina dedicada a una nueva ley llamada reprohibición que básicamente prohíbe a las mujeres quedarse embarazadas de los pocos hombres que todavía están disponibles para hacer el trabajo. Esto puede parecer una propuesta inestable en un mundo cerca de convertirse en unisexual, pero Beukes casi la hace sensata.

El mundo sin hombres que imagina Beukes se ve con el rabillo del ojo y enriquece la historia sin apoderarse de ella. Las barrigas falsas de embarazo están de moda; los clubes de striptease presentan mujeres con barba incipiente y falos falsos; existe un floreciente mercado negro de semen, al que se denomina “oro blanco”. Aplanar la curva (de la pandemia) puede sonar bien, pero las mujeres siguen queriendo quedarse embarazadas aunque sus hijos varones puedan morir.

Si sólo se tratara de los personajes sin rostro del Departamento de Hombres después de Cole y Mila, esta podría ser una novela de ciencia ficción estándar en lugar de la destacada que es. Beukes sube la apuesta al hacerlo personal. Cole y Mila también están siendo perseguidos por la hermana de Cole, Billie, Wilhelmina Brady, que es el personaje más memorable del libro: egocéntrica, autocompasiva, autoengañosa e implacable. No sólo está decidida a conseguir a Miles y pasárselo a una mujer rica por mucho dinero; está herida y enojada con su hermana por no entender que lo que Billie quiere es lo mejor, incluso si eso significa que Miles se separará de su madre y se encontrará prisionero de alguien mucho peor que el Departamento de Hombres.

En el camino, un paso por delante de Billie y sus matones armados que los acompañan hasta el final, Cole y Mila se encuentran con las Hermanas de Todos los Dolores, un grupo de aspirantes a monjas que están seguras de que, si se disculpan lo suficiente, los hombres volverán.

Miles, al borde de la pubertad y capaz de hacerse pasar por una chica con la ropa adecuada y un poco de maquillaje, se enamora de las Hermanas y huye de Cole en un momento crucial, con la esperanza de conocer a la líder de la secta, Madre Inferior (nadie puede decir que Beukes carece de sentido del humor). Es una rebelión adolescente típica, pero dadas las circunstancias, es demasiado propensa a ser mortal.

Hace unos años, mi hijo y yo escribimos una novela titulada “Las bellas durmientes”, que examinaba el otro lado de la situación que imagina Beukes. En la nuestra, todas las mujeres se duermen y se convierten en capullos de cuentos de hadas, dejando que los hombres sigan adelante. La cosa no sale bien. Las cosas son mejores en la historia de Beukes: incluso con el 99 por ciento de los hombres desaparecidos, la sociedad sigue adelante, con el gobierno, la vida nocturna, las compras y un comercio en auge de barrigas de embarazo falsas. Piensen en un mundo en el que Donald Trump y Ted Cruz[i] hayan obtenido su recompensa, pero Ruth Bader Ginsburg[ii] siga adelante. Eso no suena tan mal, ¿verdad?


[i] Senador ultraconservador norteamericano

[ii] Fue una jueza y jurista estadounidense que se destacó, especialmente, por su trabajo en la lucha por la igualdad legal de género. Desde 1993 hasta 2020 fue jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos.


2 respuestas a “Mundos sin hombres (4): Afterland”

  1. […] hemos hablado en este blog sobre de Lauren Beukes cuando comentamos “The Afterland”. Ya decía entonces que se trata de una autora sudafricana de gran interés. Alicia Justo acaba de […]

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  2. […] Afterland, de la autora sudafricana Lauren Beukes, muestra una maternidad en fuga, donde el liderazgo nace del cuidado y la resistencia íntima, no institucional. Es un arriesgado thriller feminista. Una madre y su hijo —que sorprendentemente no ha sido infectado por el virus que ha matado al 99 % de los hombres— son perseguidos por crueles agencias gubernamentales formadas, claro está, por mujeres. […]

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