Estamos absorbidos por nuestro día a día, intentando separar residuos, comprar en proximidad, reducir el consumo de carne, utilizar transporte público…. Pero nuestro modesto compromiso (imprescindible por otra parte) parece ser que no está teniendo la suficiente repercusión en las cifras globales que nos demuestran el deterioro del planeta.

Quizás porque no solo (ni tal vez principalmente) dependa de nuestro individual compromiso.  Los resultados del Global Carbon Budget 2022 son desesperanzadores. El informe explica que las emisiones de carbono se mantienen al alza, y que, de seguir así, nos llevará a un incremento en la temperatura media global hasta sobrepasar el límite de 1,5 ºC en solo 9 años. Este límite es significativo porque indica que el cambio climático va a alcanzar, en una sola década, una etapa muy destructiva e irreversible, tal como ha señalado la ONU en el COP27 de Egipto.

Manifestación en Egipto durantel el COP27

Algo así afirma el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) cuyas conclusiones son que el calentamiento global cambiará el mundo en las próximas décadas. Según los autores, las emisiones continuas de gases de efecto invernadero podrían quebrar un límite clave de la temperatura global (1,5ºC) en poco más de una década.

También creen que «no es posible descartar» una subida del nivel del mar que se acerque a los 2 metros a finales de este siglo.

Un poco a cuadros se nos quedan los ojos. Parece como si nuestro modesto pero imprescindible compromiso con un estilo de vida algo más respetuoso con el medio ambiente (insisto, el reciclaje, la separación de residuos, transporte público, la compra en el comercio cercano, la renuncia a los procesados y a un consumo excesivo de carne…) no fueran sino un débil y apagado rescoldo entresacado del poderoso incendio que alimentan gobiernos, multinacionales e industrias, a las que les importa un bledo el planeta y las generaciones futuras. Su único norte es el beneficio sin escrúpulos y sin límite a costa de lo que sea.

Y es que ciertamente no depende solo de nuestro individual compromiso (insisto, imprescindible en todo caso). Parece por el contrario que va a ser indispensable el compromiso y la acción colectiva, para ser capaces de servir de contrapeso y lograr doblegar intereses tóxicos que como una ola debemos arrasar (con perdón, pero es la realidad)

Pero esto va de ficción climática. “El Panel Intergubernamental”, nos alerta de una subida del nivel del mar de dos metros a final de siglo.

Ya vengo diciendo que esta situación ha sido contemplada recurrentemente por la Ciencia Ficción, como hemos podido leer en la imprescindible “Las Torres del olvido

Y hay muchas otras. Pero quiero en esta ocasión destacar una excelente novela de Kim Staley Robinson que aborda maravillosamente las consecuencias de la subida del nivel del mar en un sitio tan sensible como Nueva York.

Veréis, Robinson es uno de los más destacados y exitosos autores norteamericanos de ciencia ficción. En su prolífica obra destila una gran sensibilidad relacionada con el planeta y los cambios del clima. Ya escribió una multipremiada “Trilogía de Marte” en la que aborda la terraformación de ese planeta, con un trasfondo ecológico que nuestro autor comparte en la mayoría de sus trabajos. Otros ejemplos de contenidos específicamente ecológicos son la “Trilogía de California” (que creo que aún no está publicada en España) o “Señales de lluvia” (2004) sobre el calentamiento global.

En el “Ministerio del futuro” (2021), narra a través de testimonios ficticios cómo nos afectará a todos el cambio climático. Su visión no es la de un mundo desolado y apocalíptico, sino la de un futuro que ya se nos echa encima

Los temas medioambientales, económicos y sociales que trata Robinson contrastan marcadamente con la ciencia ficción reaccionaria a veces abiertamente fascista que encarnaron en la segunda mitad del siglo XX autores como Heinlein, Anderson, Niven o Pournelle, hoy afortunadamente superada. El trabajo de Robinson ha sido considerado el intento de mayor impacto desde la ciencia ficción para llegar a una audiencia amplia con una visión utópica, anticapitalista y de izquierdas.

Pero como estábamos hablando del desborde los mares, no es posible dejar de leer su novela “Nueva York 2140” publicada en 2017

En algo más de un siglo en el futuro las aguas han subido en Nueva York 15 metros, Cada calle se ha convertido en un canal; cada rascacielos una isla, unidas por puentes aéreos y taxis acuáticos. La historia se centra en un grupo de personajes que viven en el mismo edificio, el rascacielos Met Life en Madison Square.

The Guardian la ha definido como “una novela imponente sobre una amenaza realmente grave para la civilización… La ficción de Robinson -dice The Guardian- nos desafía a prestar atención, a tratar de captar cuán amplia y compleja es la situación del mundo ahora y, sobre todo, desafía nuestra complacencia con el cambio climático”. Tanto la desafía que es el propio capitalismo el villano de esta novela sin ser para nada panfletaria.

De panfletos nada. Porque es también para quienes le guste la aventura y las situaciones que parecen insuperables. Y para que no falte de nada, os lo advierto, aquí lo importante va a ser la solidaridad y el apoyo mutuo en las situaciones más difíciles.

Buscadla y que la disfrutéis.

PS. Otra recomendación para la buena gente amante de la novela negra, echadle un vistazo a “Sangre a borbotones” (2002) de Rafael Reig, que transcurre en un Madrid inundado en el que la Castellana es navegable.

Artículo originalmente publicado en La Voz del Sur