Angosta (2003), de Héctor Abad Faciolince, es una distopía urbana que retrata con crudeza la violencia, la segregación social y la exclusión en una ciudad ficticia de los Andes. La novela funciona como metáfora de la Colombia contemporánea y, por extensión, de América Latina, y puede considerarse una pieza clave dentro del panorama de la narrativa distópica latinoamericana.
Como ha señalado Vera Toro (2017), Angosta no es solo una ciudad imaginaria: es una geografía contrafáctica, una síntesis imposible pero verosímil de Bogotá, Medellín y Cali, construida para condensar en un solo espacio los efectos del neoliberalismo urbano, la desigualdad y la violencia estructural. Esta “ciudad compuesta” permite que la ficción funcione como alegoría de múltiples realidades latinoamericanas.
📖 Sinopsis
La novela se sitúa en Angosta, una ciudad ubicada en un estrecho valle andino y dividida en tres niveles sociales y climáticos. En la Tierra Fría viven los “dones”, la élite que habita en la cima y disfruta de todo tipo de privilegios, entre ellos —y no es poco— el de la libre circulación. Más abajo se encuentra la Tierra Templada, espacio de los “segundones”, una clase media trabajadora en acelerada decadencia. Finalmente, en el nivel más bajo se extiende la llamada Boca del Infierno, también conocida como Tierra Caliente, territorio de los “tercerones”, marginados y condenados a la miseria, percibidos además como una amenaza para el Estado.



Este sistema de apartamiento radical está controlado por los Siete Sabios, quienes deciden quién puede vivir y quién debe desaparecer. La ciudad está marcada por la violencia, la exclusión y el miedo, condensados en lugares simbólicos como el Salto de los Desesperados, escenario de asesinatos y desapariciones.
👥 Los personajes
Los personajes confluyen en el Hotel “La Comedia”, un lugar emblemático de la Tierra Templada que funciona como epicentro de intrigas, encuentros y secretos. Entre ellos destaca Jacobo Lince, dueño de la librería La Cuña, un espacio de resistencia cultural y libertad. También aparece Andrés Zuleta, joven poeta y trabajador de una ONG, víctima de la intolerancia y la violencia política. Camila, mujer pelirroja y aguerrida, se vincula a la investigación de crímenes y a la lucha contra la segregación. O Victoria que proviene de la parte marginalizada de la ciudad
A su alrededor orbitan figuras secundarias —el matemático impasible, la mujer más triste del mundo, los bohemios envejecidos— que aportan matices, diversidad y humanidad al relato.
🌍 Elementos destacados de la distopía
Angosta reproduce elementos habituales de las distopías clásicas, pero al mismo tiempo se ancla en una realidad regional dominada por el totalitarismo y la violencia. Aunque es una obra de ficción especulativa, el propio autor la describe como algo a medio camino entre la ciencia ficción y el hiperrealismo.
La novela constituye una crítica directa a las dinámicas de exclusión en ciudades como Medellín, utilizando elementos como el río contaminado (Río Turbio) y el control paramilitar como metáforas de problemas históricos colombianos.
Como señala Toro, la ciudad funciona como un “aleph urbano”: un punto donde convergen todas las ciudades, todos los conflictos y todas las violencias. Esta categoría es la que emplea también Ricardo Bada (2003) para decir, “la ciudad, no es tan solo Medellín, es mucho más. Es también la Sudáfrica del apartheid, es también el Israel de las represalias contra Palestina, es también la sede de un G-7, es también lo que no desea contaminarse nunca y edifica la vieja muralla china y/o la actual fortaleza europea, y desde luego, desde luego, es también la reproducción a nivel terrestre de los tres mundos del Dante: Infierno, Purgatorio, Paraíso. No en vano Paradiso es otro nombre del sektor F, la tierra fría de los privilegiados”.


Esta lectura dialoga con la transición crítica “entre Macondo y McOndo”[i], es decir que Angosta es una obra que sirve para entender cómo la literatura colombiana y latinoamericana pasó de contar historias sobre linajes familiares mágicos a contar historias sobre sociedades urbanas fracturadas por el capitalismo salvaje y la exclusión social, marcando el fin de la inocencia literaria del siglo XX, donde el realismo mágico queda atrás para dar paso a una distopía globalizada y neoliberal.
En este contexto, la segregación espacial y social —la ciudad dividida en pisos y climas, el urbanismo de castas, la urbe convertida en cárcel— se combina con una violencia estructural constante: asesinatos, desapariciones y represión como mecanismos de control estatal. La ciudad se fragmenta mediante checkpoints que actúan como fronteras internas, reflejando la alienación y el autoexilio de las sociedades contemporáneas.
Toro también subraya la dimensión intertextual y metaficcional de la novela: Angosta es un “libro de los libros”, construido sobre referencias a Cervantes, Dante, Borges, la tradición urbana latinoamericana y la literatura testimonial. Esta red de textos refuerza la idea de que la ciudad es, además de un espacio físico, un artefacto literario.
✍️ El autor: Héctor Abad Faciolince
Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) es una de las voces más importantes de la literatura colombiana contemporánea. Su escritura combina lirismo, humor, crítica social y una profunda preocupación ética. Y lo hace tanto desde la novela como desde el ensayo o el periodismo. Una reseña amplia sobre el autor puede verse en Wikipedia.


La muerte de su padre, el médico y activista Héctor Abad Gómez, asesinado por paramilitares en 1987, marcó su vida y su obra, especialmente en “El olvido que seremos”, considerada una de las grandes memorias latinoamericanas del siglo XXI.

En Angosta, Abad despliega una narrativa híbrida que mezcla hiperrealismo social, distopía política y reflexión literaria, confirmando su capacidad para dialogar con tradiciones diversas y para interpelar al lector desde la urgencia moral.
Héctor Abad Faciolince está vinculado a Ucrania por su experiencia personal durante la invasión rusa. En 2023 sobrevivió a un ataque ruso con misiles en un restaurante de Kramatorsk, pero presenció la muerte de otras personas entre ellas de la escritora ucraniana Victoria Amelina. Este evento, se convierte en el centro de su libro «Ahora y en la hora» sobre la barbarie y el horror de la invasión.
✨ Conclusión
Angosta es una novela que trasciende lo local para convertirse en una alegoría universal de la exclusión y la violencia. Su riqueza reside en la construcción de personajes memorables, la fuerza simbólica de la ciudad y la capacidad de Abad Faciolince para entrelazar lo político con lo literario. La lectura de Toro permite ver la novela como una ciudad-aleph, una geografía contrafáctica y un artefacto intertextual que amplifica su potencia crítica.
La novela interpela al lector al mostrar que las distopías no son solo imaginarias, sino que reflejan —desde la especulación— realidades existentes y cotidianas.
[i] El término McOndo (un juego de palabras entre McDonald’s, Macintosh y Macondo) surge de un manifiesto de autores como Alberto Fuguet y Edmundo Paz Soldán en los años 90. Significa que la realidad de América Latina ya no es el pueblo mágico y aislado, sino la ciudad hiperconectada, consumista, violenta y urbana. Es la transición de lo «maravilloso» a lo «mundano» y tecnológico.
