La República de Lillie: cuando las mujeres tomaron el futuro
🧬 Orígenes y formación
Nació en Raleigh, Carolina del Norte, en una familia prominente. Su padre, George Pollock Devereux, era un plantador sureño, y su madre, Sarah Elizabeth Johnson, provenía de una línea intelectual vinculada a figuras como Samuel Johnson y Jonathan Edwards.
Tras la muerte de su padre en 1837, el sur quedó atrás. Su madre, decidida a ofrecer a sus hijas un futuro distinto, se instaló en New Haven, donde la educación y el pensamiento eran moneda corriente.

Lillie recibió una educación avanzada para una mujer de su época: asistió a la escuela de Miss Apthorp para niñas y luego estudió con tutores privados siguiendo el currículo de Yale
✍️ Carrera literaria
La escritura llegó a su vida como refugio doméstico: comenzó a publicar tras el nacimiento de su primera hija, en medio de las exigencias de la maternidad y la vida conyugal. Su primera novela, Southwold, apareció en 1859, el mismo año en que murió su esposo Frank Umsted, abogado y periodista. Viuda joven y con dos hijas, Blake convirtió la literatura en sustento y plataforma.
Durante años escribió bajo seudónimos para revistas como Harper’s Weekly y periódicos como el New York Leader, explorando temas sociales, políticos y literarios. Su estilo combinaba observación aguda con ironía elegante, y sus textos circulaban tanto en círculos intelectuales como en el público general
🗳️ Activismo por el sufragio femenino
En 1869, Lillie Devereux Blake dio un giro decisivo a su vida pública: se unió al movimiento sufragista con la misma determinación que había volcado en la escritura. Su liderazgo fue inmediato y sostenido. Presidió la Asociación de Sufragio Femenino del Estado de Nueva York entre 1879 y 1890, y más tarde la Liga de Sufragio Femenino de la Ciudad de Nueva York, desde 1886 hasta 1900.

Bajo su impulso, se lograron avances legislativos concretos: el derecho al voto en elecciones escolares (1880), la inclusión de médicas en instituciones mentales, el reconocimiento legal de madres y padres como co-tutores, pensiones para enfermeras de la Guerra Civil, y la participación femenina en la convención constitucional estatal de 1894.
Blake no solo hablaba en mítines: negociaba, redactaba leyes, presionaba comités. Su activismo fue práctico, estratégico y profundamente transformador.
🔮 A Divided Republic — Ficción especulativa feminista
En 1886, Lillie Devereux Blake publicó A Divided Republic: An Allegory of the Future, una pieza breve pero provocadora que imagina un experimento radical: las mujeres, cansadas de la exclusión política y social, deciden abandonar Estados Unidos y fundar una república propia. La separación no es violenta, sino voluntaria y estratégica. Las mujeres se organizan, se marchan, y dejan a los hombres con el país entero… y con sus propias limitaciones.
La nueva república femenina se construye sobre principios de cooperación, educación, justicia y bienestar. No se presenta como una utopía perfecta, pero sí como un espacio funcional, ordenado y ético. En contraste, el territorio masculino entra en crisis: sin las mujeres, los hombres se enfrentan al caos político, al deterioro moral y a la incapacidad de sostener la vida pública. La narrativa no detalla grandes conflictos internos en la república femenina, lo que sugiere que Blake quería enfatizar su viabilidad más que sus desafíos.


Los problemas del mundo masculino se acumulan: corrupción, desorganización, violencia, decadencia cultural. Finalmente, los hombres reconocen su fracaso y envían una delegación para pedir el regreso de las mujeres. No se trata de una rendición militar, sino de una capitulación ética. Prometen reformarse, aceptar la igualdad y reconstruir el país juntos.
Aunque es difícil saber con certeza cuál fue la intención de Blake al publicar esta obra, todo apunta a una estrategia de política educativa. La alegoría parece dirigida a los hombres reformistas, a las mujeres indecisas, y al público general que aún no imaginaba la igualdad como horizonte posible. Blake no escribe para consolar, sino para provocar reflexión: ¿qué pasaría si las mujeres simplemente se fueran?
La conclusión es clara: la exclusión de las mujeres no solo es injusta, sino inviable. La obra no propone el separatismo como solución definitiva, sino como experimento revelador. En A Divided Republic, la imaginación se convierte en pedagogía política: una república de mujeres como espejo de lo que falta, y como promesa de lo que podría ser.
🧠 Legado
Lillie Devereux Blake dejó una doble herencia: como reformista que transformó leyes, y como escritora que imaginó futuros. Su obra especulativa no tuvo una recepción masiva en su tiempo, pero hoy se lee como una pieza visionaria que anticipa el feminismo utópico del siglo XX. En A Divided Republic, Blake no solo plantea una posibilidad política: propone una pedagogía del pensamiento, una invitación a imaginar lo que ocurre cuando las mujeres toman el control… y lo hacen bien.
Su alegoría sigue resonando porque no ofrece una solución fácil, sino una pregunta incómoda: ¿Qué pasaría si las mujeres se fueran? Y más aún: ¿Qué pasaría si no volvieran?

