Mujer, feminismo, ciencia ficción

Desde los primeros compases del siglo XXI, una nueva ola feminista se despliega entre redes, pantallas y afectos. Una ola que ya no responde únicamente a estructuras académicas o activistas, sino que emerge desde la circulación transversal de cuerpos, deseos y saberes en entornos híbridos y transformadores. Y se define por la toma de conciencia de miles de mujeres que se activan, se organizan y cuestionan.

La cuarta ola del feminismo se caracteriza por el uso intensivo de las redes sociales y las tecnologías digitales para amplificar las voces de las mujeres, denunciar la violencia de género y promover la igualdad. Los hashtags se han convertido en una herramienta poderosa para la organización y movilización feminista. Les permiten compartir experiencias, denunciar abusos y generar conciencia sobre problemas como la violencia sexual y la desigualdad de género. 

 Las redes sociales y otras plataformas digitales han facilitado la creación de comunidades online donde las mujeres pueden conectarse, apoyarse mutuamente y organizar acciones colectivas. Estas comunidades virtuales se convierten en espacios en los que se comparten experiencias, intercambian ideas y coordinan campañas de activismo. 

Ese activismo es quizás uno de los rasgos decisivos en esta cuarta ola: la capacidad para tomar las calles marcando el debate político y confrontando los avances estancados:

  • El movimiento #MeToo abre la espita de un grito hasta ese momento atascado en la garganta
  • Movilizaciones como #NiUnaMenos en Argentina, o la de #Yositecreo junto a las protestas masivas del 25-N o las huelgas del 8M en España, han puesto la violencia machista en el centro del debate público.
  • Las luchas por el derecho al aborto convocan multitudes en América Latina, EE. UU., Europa del Este y otras regiones, con discursos que vinculan cuerpo, soberanía y justicia social.
  • Se ensaya una resistencia activa a los recortes de derechos, con capacidad organizativa transversal e intergeneracional.

En el plano teórico, este giro incluye una relectura crítica del Antropoceno, poniendo en el centro las consecuencias materiales de la crisis climática, el extractivismo y la violencia capitalista. La obra de Donna Haraway vuelve a ganar protagonismo, especialmente con Seguir con el problema (2016), donde propone la noción de Chthuluceno como posibilidad narrativa para “hacer parentesco” entre especies y habitar el planeta desde la interdependencia radical. Así, las ficciones se abren al feminismo multiespecie, a los relatos de cuidado entre humanos y no humanos, y a los imaginarios donde el colapso no significa fin, sino transformación.

Aunque su obra El género en disputa es anterior, Judith Butler sigue siendo una de las figuras clave del feminismo queer. Su teoría de la performatividad del género ha sido fundamental para cuestionar las categorías fijas de “hombre” y “mujer”, y ha defendido públicamente los derechos trans. Sara Ahmed, por su parte, no solo tiene un enfoque inclusivo: lo lleva al extremo de cuestionar cómo se construye la idea misma de inclusión. Es una autora que incomoda, pero precisamente por eso resulta tan valiosa para pensar un feminismo transformador. Roxane Gay se identifica como feminista interseccional y ha hablado abiertamente sobre la necesidad de incluir a las personas trans en el movimiento feminista. Finalmente, por no alargar esta lista, Virginie Despentes, cuya obra es provocadora y desafía las normas tradicionales del género y la sexualidad. En Teoría King Kong, defiende una visión del feminismo que abraza la diferencia y la disidencia.

La cuarta ola también ha hecho surgir nuevas voces teóricas del feminismo más abierto e inclusivo en España. Por ejemplo, Brigitte Vasallo, que reflexiona sobre el amor, el racismo estructural y las relaciones no monógamas desde una perspectiva feminista interseccional. Pensamiento monógamo, terror poliamoroso es clave para entender cómo el amor puede reproducir estructuras de poder. Yayo Herrero une feminismo, ecología y justicia social. Ha escrito extensamente sobre el colapso ecosocial y la necesidad de repensar el cuidado como eje político. Itziar Ziga, escritora y activista transfeminista, mezcla ensayo, autobiografía y crítica cultural. Devenir perra es un texto provocador que cuestiona la normatividad sexual y de género. María Galindo: Su Feminismo bastardo ha sido publicado y difundido ampliamente en España, con una crítica feroz al feminismo institucional y una defensa de las sexualidades disidentes. Cito finalmente a Silvia Federici, cuya obra, aunque es italiana, ha sido abrazada por colectivos feministas españoles. El patriarcado del salario y Calibán y la bruja son lecturas fundamentales en espacios anticapitalistas y transfeministas.

Estas autoras han sido clave en la renovación del pensamiento feminista en España, en esta cuarta ola. Muchas de ellas están vinculadas a colectivos y espacios activistas que promueven un feminismo más allá del binarismo y la institucionalización.

Una vez más, la ciencia ficción no se limita a reflejar: amplifica, acompaña, transforma. Tanto es así que podemos afirmar sin equivocarnos que durante la cuarta ola se produce una verdadera explosión de obras de ciencia ficción feminista. Las ficciones especulativas —y especialmente las escritas por mujeres, personas trans, racializadas y no binarias— se convierten en dispositivos ético-estéticos para pensar el cuidado, la preocupación por el planeta que nos acoge, la vulnerabilidad compartida y las formas de resistencia posthumanas.

Las escritoras especulativas contemporáneas nos hablan del cuerpo afectado, del deseo que sobrevive al apocalipsis, de la comunidad como forma de resistencia y de la política del cuidado como gesto futurista. Esta nueva genealogía abraza el cruce entre lo personal y lo planetario, lo íntimo y lo tecnológico, creando mundos donde la esperanza ya no es utopía, sino estrategia de supervivencia.

👩‍🏫 Algunas de las narrativas especulativas destacadas en las que la cuestión del sexo ocupa un lugar central durante la cuarta ola

La ciencia ficción feminista de la cuarta ola combate el binarismo sexual y la normatividad de género desde una poderosa imaginación. Pero estas narrativas no sueñan futuros: los provocan, amplificando la lucha por la autonomía, la empatía radical y la disidencia afectiva.

Ambiguity Machines and Other Stories (2018)– Vandana Singh

Esta colección de relatos especulativos entrelaza ciencia, memoria y afecto desde una perspectiva india y ecofeminista. Singh explora mundos donde la física cuántica se convierte en metáfora de la identidad fluida, y donde el cuerpo y el entorno están conectados por redes de interdependencia. En algunos relatos, el género se presenta como categoría mutable, y la sexualidad como experiencia situada, no normativa. Aunque su enfoque no es explícitamente queer, Singh propone una ciencia ficción que desestabiliza el binarismo y especula sobre subjetividades híbridas, éticas del cuidado y vínculos no convencionales. Una voz singular que especula desde el sur global y desde la ciencia, cuestionando no solo qué conocemos, sino cómo lo conocemos.

The Water Cure (2018) – Sophie Mackintosh

La historia se centra en una isla aislada donde tres hermanas viven bajo la protección de su padre, creyendo que el agua en su isla está contaminada y que el mundo exterior es peligroso. La novela explora temas como el control reproductivo, la violencia de género, la libertad y las dinámicas de poder, en un entorno distópico que cuestiona las instituciones sociales y familiares. El cuerpo femenino se convierte en territorio de disputa, y la sexualidad en una herramienta de control y resistencia.

Su cuerpo y otras fiestas (2018) – Carmen María Machado

Explora la violencia simbólica y la sexualidad queer a través de narrativas que desafían los conceptos tradicionales del cuerpo femenino. La obra concibe la sexualidad y los cuerpos femeninos como territorios políticos, espacios de poder y disputa, promoviendo una visión liberadora a través de narrativas provocadoras. Su estilo mezcla lo fantástico con lo grotesco, potenciando la crítica al cuerpo como campo de batalla.

The Tiger Flu (2018) – Larissa Lai

Esta novela aborda una pandemia global que pone en crisis las estructuras sociales y de poder. A través de su narrativa, explora el uso de la biotecnología y las capacidades del cuerpo queer como herramientas de resistencia y transformación. El virus afecta de forma diferenciada según el género, lo que refuerza la crítica al binarismo. La obra también incita a reflexionar sobre el ecofeminismo, relacionando la crisis ambiental con las desigualdades de género y las identidades no normativas, promoviendo una visión de esperanza y resistencia desde las comunidades marginadas y las identidades híbridas.

The Future of Another Timeline (2019) – Annalee Newitz

Explora cómo las decisiones en el pasado pueden influir en un futuro en el que las mujeres luchan por sus derechos y autonomía sexual. La novela aborda temas de sexualidad desde una óptica empoderadora, resaltando la importancia de la agencia femenina y la resistencia contra las opresiones patriarcales. A través de viajes en el tiempo, la historia muestra cómo el activismo y la lucha por la igualdad sexual son fundamentales para crear un futuro más justo e inclusivo.

Gideon la Novena (2019) – Tamsyn Muir

La novela presenta varios personajes queer, incluyendo necromantes, que juegan un papel central en la historia. La autora presenta una diversidad de identidades y relaciones que desafían las normas tradicionales, destacando personajes femeninos y no binarios con orientaciones y expresiones queer, en un contexto de fantasía y ciencia ficción que celebra la autonomía y la resistencia sexual y de género.

The Deep (2019) y Sorrowland (2021) – Rivers Solomon

Estas obras exploran la memoria ancestral y las experiencias de cuerpos racializados en contextos de violencia y resistencia. The Deep revisita historias de comunidades sumergidas (que viven en el fondo del océano), transmitiendo las memorias de las generaciones pasadas, mientras que Sorrowland relata la historia de una maternidad mutante en un entorno de encierro y liberación, abordando la sexualidad queer, la transformación corporal y la lucha por la autonomía. Ambas novelas celebran la diversidad de identidades, resaltando la importancia de la memoria colectiva y la resistencia cultural en la construcción de nuevos futuros.

Desde las grietas del binarismo sexual surgen nuevas temáticas especulativas: las relaciones sexuales con máquinas y ciborgs, relaciones con alienígenas, relaciones virtuales y cuerpos fluidos.

La chica mecánica (2009) – Paolo Bacigalupi

En un futuro agotado por el cambio climático, en el que el mar ha crecido varios metros, La chica mecánica cuestiona los límites éticos de la biotecnología y la manipulación del cuerpo. La historia aborda las experiencias de personajes biotecnológicamente diseñados o alterados que enfrentan la cosificación, el control sobre su sexualidad y la explotación, reflejando problemas de autonomía sexual y poder en una sociedad marcada por la desigualdad y la opresión tecnológica.

Renacido (2014) – Ken Liu

En este relato, se explora un futuro donde la tecnología avanzada y la inteligencia artificial desafían los límites de la identidad y la autonomía personal. La historia presenta personajes que luchan por mantener el control sobre sus cuerpos y deseos en un mundo donde las máquinas y seres biológicos se entrelazan. Las relaciones, el poder y la sexualidad se transforman bajo el influjo de la tecnología, cuestionando quién tiene el derecho de decidir sobre su propio cuerpo y su destino en una sociedad cada vez más dominada por la manipulación genética.

Trilogía Imperial Radch (2013–2015) – Ann Leckie

También conocida como la Serie Ancillary, es una obra clave de la ficción especulativa feminista contemporánea. En la sociedad imaginada por Leckie, los roles de género tradicionales no existen, y todos los personajes son referidos con pronombres femeninos, lo que desestabiliza la mirada del lector. La historia se desarrolla desde la perspectiva de una inteligencia artificial en un cuerpo humano, llamado Breq, que fue originalmente parte de una nave espacial gigantesca que controlaba muchas unidades corporales. Esto implica sujetos múltiples y conciencia compartida, otorgándole una visión única del universo y de la política galáctica.

Serie Binti (2015–2020) – Nnedi Okorafor

La trilogía Binti es una brillante aportación del afrofuturismo a la ciencia ficción contemporánea. La historia sigue a Binti, una joven de la comunidad Himba en Namibia, que abandona su hogar para asistir a una prestigiosa universidad en el espacio, enfrentándose a desafíos que involucran la migración, la diáspora y la convivencia intercultural. Lo que singulariza la serie es su enfoque en identidades híbridas y multifacéticas, donde las herencias culturales africanas se mezclan con la tecnología futurista. La obra fomenta, implícitamente, una visión inclusiva y liberadora respecto al género y la sexualidad.

The Power (2016) – Naomi Alderman

Presenta un mundo en el que las mujeres desarrollan, sin que se sepa por qué, la capacidad de generar pulsos eléctricos desde las manos; ello provoca que se alteren las dinámicas de poder y control en las relaciones sociales y sexuales. La novela plantea cómo la capacidad de dominar la sexualidad y la violencia puede transformar la estructura de poder, en una sociedad donde la dinámica de género y deseo se invierte. Es una reflexión profunda sobre la fragilidad de la igualdad, el dominio y las relaciones humanas en un mundo donde la sexualidad se vuelve una herramienta de dominación.

Autonomous (2017) – Annalee Newitz

Se enfoca en la autonomía de los robots, el deseo, la explotación y la resistencia, incluyendo personajes queer y temas de sexualidad en el contexto de la inteligencia artificial. Dos policías, uno humano (Eliasz) y otro robot (Paladin), enfrentan la espinosa cuestión de la relación entre ambos —el humano es un homófobo que adjudica al robot el género masculino y se siente, por tanto, atormentado por los sentimientos que le despierta la máquina—. La narrativa explora las implicaciones éticas y sociales de la tecnología en la sexualidad, el consentimiento y la identidad.

Monje y robot (2021) – Becky Chambers

Propone un mundo posthumano inclusivo y sensible, donde el cuidado y la comunidad son gestos de sobrevivencia radical. La relación entre humanos y seres mecánicos refleja un diálogo sobre la intimidad, la empatía y el respeto por las diferencias, fomentando un mensaje de empoderamiento y reconocimiento de las necesidades y deseos de ambos en un mundo que valora la conexión genuina y la coexistencia respetuosa. Chambers propone una utopía suave, entrañable, en la que la ternura es una forma de resistencia.

A esta constelación de narrativas se suman otras tres obras que, desde distintas perspectivas, continúan explorando la disidencia sexual, la identidad híbrida y la resistencia posthumana en el marco de la cuarta ola feminista.

An Unkindness of Ghosts (2017) – Rivers Solomon

Ambientada en la nave generacional Matilda, esta novela afrofuturista retrata una sociedad estratificada racialmente, donde las personas de piel oscura viven en condiciones de servidumbre brutal. La protagonista, Aster, es una joven intersex, neurodivergente y queer que trabaja como sanadora en los niveles bajos de la nave. Su investigación sobre el suicidio de su madre la lleva a descubrir secretos oscuros que vinculan la opresión sistémica con el poder político. Solomon construye una narrativa profundamente interseccional, donde la identidad, el trauma, la sexualidad y la resistencia se entrelazan. La obra desafía el binarismo de género, la normatividad sexual y las estructuras de poder, proponiendo una ciencia ficción que visibiliza cuerpos y subjetividades marginalizadas desde una mirada radicalmente empática.

A Song for a New Day (2019) – Sarah Pinsker

En un futuro cercano marcado por pandemias y terrorismo, los eventos públicos están prohibidos. La novela sigue a Luce, una música rebelde que se niega a renunciar a los conciertos en vivo, y a Rosemary, una joven que ha crecido en un mundo virtualizado y corporativo. A través de sus historias entrelazadas, Pinsker explora la tensión entre conexión humana y aislamiento digital, el deseo como forma de resistencia, y la música como acto político. La obra celebra la disidencia afectiva y la expresión queer en un contexto post-pandémico, donde la intimidad se convierte en un gesto subversivo. Ganadora del Premio Nébula, esta novela plantea cómo el arte y la sexualidad pueden desafiar el control social y abrir espacios para nuevas formas de comunidad.

Machinehood (2021) – S.B. Divya

En el año 2095, la humanidad depende de píldoras que mejoran habilidades físicas y cognitivas para competir con la inteligencia artificial. Cuando un grupo híbrido de humanos y máquinas llamado Machinehood lanza un ataque global, se desata una crisis sobre los derechos de los seres posthumanos. La protagonista, Welga, una exmilitar queer, se ve envuelta en una lucha que cuestiona la autonomía corporal, la identidad de género y la ética de la biotecnología. Divya propone un mundo donde los límites entre humano y máquina se difuminan, y donde nuevas formas de género y sexualidad emergen como respuesta a la tecnocultura dominante. La novela aborda el trabajo invisible, la vigilancia y la resistencia desde una perspectiva interseccional y posthumana.

🌐 Conclusiones transversales: genealogías especulativas de la cuarta ola

Las obras comentadas en esta serie configuran un paisaje especulativo donde la imaginación feminista se convierte en herramienta crítica, afectiva y transformadora. A través de narrativas que desestabilizan el binarismo y amplifican la disidencia, emergen cuatro grandes ejes temáticos que atraviesan las ficciones de la cuarta ola:

  • Sexualidades alternativas. Desde relaciones queer, vínculos no normativos y erotismo alienígena, hasta la intimidad entre humanos y máquinas, estas obras expanden el concepto de deseo más allá de la lógica reproductiva o binaria. La sexualidad se presenta como experiencia situada, fluida y política, capaz de cuestionar las estructuras de poder y abrir espacios para la autonomía afectiva.
  • Cuerpos mutantes. El cuerpo aparece como territorio de transformación, trauma y resistencia. Mutaciones biotecnológicas, cuerpos híbridos, maternidades alteradas y subjetividades posthumanas revelan cómo la corporalidad puede ser reimaginada como potencia, como archivo de memoria y como gesto de insubordinación frente a la norma.
  • Distopías patriarcales. Muchas de estas narrativas se sitúan en mundos donde el control sobre el cuerpo femenino —y sobre los cuerpos disidentes— se ejerce mediante tecnologías, instituciones o ideologías opresivas. Estas distopías no solo denuncian las lógicas del patriarcado, sino que muestran cómo la resistencia emerge desde lo íntimo, lo colectivo y lo simbólico.
  • Utopías feministas. Frente al colapso, algunas obras imaginan comunidades basadas en el cuidado, la diversidad y la abolición de género. Estas utopías suaves, solarpunk o radicales proponen formas de vida donde la empatía, la interdependencia y el reconocimiento mutuo son pilares de una nueva ética relacional.

Desde las sufragistas a los mundos posthumanos, la imaginación feminista ha tejido genealogías de resistencia que cruzan cuerpo, deseo, naturaleza y tecnología. La ciencia ficción no acompaña estas luchas: las multiplica, las enciende. Porque soñar futuros desde el activismo feminista es también intervenir el presente con fuerza crítica, afectiva y radical.

🔮 Conclusiones de esta extensa serie sobre el sexo en la ciencia ficción que ha venido surfeando sobre las olas feministas: imaginar desde el margen, descubrir desde la ficción, transformar desde la acción

Cada ola del feminismo ha abierto puertas que la siguiente ha cruzado, expandido y reimaginado. Desde las primeras demandas de ciudadanía hasta los entramados interseccionales y virales del presente, el feminismo ha transformado no solo la política y el derecho, sino también el lenguaje, la cultura y la imaginación colectiva. Ha transformado la vida misma.

La literatura especulativa ha sido cómplice, catalizadora y archivo afectivo de esas transformaciones. Ha proyectado lo que aún no existe, ha denunciado lo que parece inamovible y ha dado voz —y cuerpo— a quienes históricamente fueron silenciadas.

Las conclusiones críticas desde el feminismo permiten constatar que el sexo en la ciencia ficción ha pasado de ser tabú a convertirse en herramienta de exploración de nuevas identidades y palanca de emancipación. Las autoras feministas han reconfigurado el género especulativo, incorporando cuerpos, deseos y relaciones que desafían el patriarcado y sus ficciones normativas. Hoy, la ciencia ficción feminista no se limita a imaginar futuros más o menos posibles, ni a viajes espaciales y sus correspondientes naves: desde la especulación crítica, denuncia con indignación el presente y propone alternativas emancipadoras.

En esa misma línea de transformación radical, el feminismo ha ido reconociendo que la lucha por la justicia de género está íntimamente ligada a la lucha contra la devastación ecológica. La emergencia climática no es solo una crisis ambiental, sino también una expresión de sistemas patriarcales, coloniales y extractivistas que violentan cuerpos y territorios. La ciencia ficción feminista, al imaginar futuros habitables, se convierte en aliada de una ecología política que no separa el cuidado del planeta del cuidado de las vidas. Pensar desde el margen implica también conspirar contra el colapso, cultivar narrativas donde la sostenibilidad no sea una utopía, sino una urgencia encarnada.

Releer las cuatro olas a través de la ficción especulativa permite entender el feminismo como un movimiento que no solo lucha por lo posible, sino que inventa lo imposible. Porque desde la ciencia ficción feminista, no solo se sueñan utopías: se conspiran realidades.


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