Mujer, feminismo, ciencia ficción

Tras años de lectura sostenida en torno al feminismo y la ciencia ficción, he reunido un buen número de novelas escritas por mujeres y publicadas en español. En este post me centro en aquellas publicadas en el siglo XXI, con el objetivo de explorar cómo las autoras contemporáneas abordan las preocupaciones feministas desde la ficción especulativa. El trabajo se ha centrado en más de 65 obras publicadas por mujeres en estos 25 años. Sin duda también he podido consultar, que no leer al completo, algunas otras sobre el mismo tema que no han sido traducidas al castellano.

Una primera observación resulta evidente: cerca del 70% de estas obras reflejan el temor —o la denuncia explícita— ante la deriva autoritaria y discriminatoria de nuestras sociedades, y su impacto en los cuerpos, las decisiones y el papel de las mujeres. Para ello, se valen de tramas distópicas, escenarios postapocalípticos, narrativas climáticas y, en algunos casos, utopías femeninas. “La realidad resulta suficientemente distópica como para que la ciencia ficción se convierta casi en novela realista. ¿No es razón suficiente para la eclosión que se está dando en estos últimos años en la ciencia ficción feminista?” decía en otra entrada de este blog

Por supuesto, este texto no pretende agotar el tema. Su propósito es más bien trazar un mapa posible: incompleto, subjetivo, pero claramente comprometido.

En un análisis comparativo como este, puede ser útil precisar de qué hablamos cuando etiquetamos estas obras según la tipología de su contenido. No se trata de encasillar, sino de establecer mapas provisionales que nos ayuden a pensar sus resonancias y rupturas.

Muchas de estas novelas pueden inscribirse dentro de las distopías en sentido clásico: aquellas que presentan mundos futuros —o presentes exacerbados— con rasgos profundamente negativos, como el control gubernamental opresivo, la supresión de libertades individuales, la deshumanización o la desigualdad extrema. En las obras seleccionadas, el foco suele estar en las consecuencias que estas sociedades tienen sobre las mujeres, que protagonizan las historias desde la experiencia del cuerpo: maternidad vigilada, sexualidad regulada, cuerpos controlados o mercantilizados.

En cambio, cuando hablamos de narrativas postapocalípticas, nos referimos a historias ambientadas en mundos posteriores a un evento catastrófico que ha destruido la civilización tal como la conocíamos —ya sea por causas endógenas (fallo sistémico interno) o externas (crisis climática, guerra, pandemia). Estas novelas se centran en cómo los personajes sobreviven, reconstruyen o se adaptan a un orden nuevo, muchas veces incierto, desde la precariedad. De nuevo, el enfoque feminista suele ser el que guía el relato, poniendo el cuerpo y el vínculo en el centro.

Otra categoría relevante es la de ficción climática, donde el colapso no llega como un acontecimiento repentino, sino como proceso progresivo de degradación planetaria provocado por el cambio climático y la acción humana. Aquí cobra fuerza la noción de apocalipsis suave: los cambios ocurren de forma casi imperceptible y, cuando somos conscientes de su magnitud —como la rana que se cuece sin saltar—, ya es demasiado tarde.

Es importante señalar que muchas novelas son en realidad híbridas, y entrelazan varias tipologías. Algunas narran una sociedad postapocalíptica que se convierte luego en distopía autoritaria; otras sitúan el colapso climático como desencadenante de nuevas formas de dominación. También hay novelas que, tras la devastación, imaginan formas radicales de reconstrucción utópica o reconstruyen la relación con la naturaleza desde otros paradigmas.

Por eso conviene abordar estas ficciones con atención y apertura, evitando clasificaciones rígidas que limiten su potencia crítica. Lo que nos interesa no es encajarlas, sino comprender cómo representan el colapso, el poder y la esperanza desde una perspectiva feminista.

A continuación, se presenta un conjunto de catorce novelas de entre las 44 del corpus que se comentó al comienzo. La selección responde a criterios temáticos (distopía clásica, postapocalipsis, ficción climática), a una perspectiva feminista explícita, y a su potencial para articular comparativas entre ellas en torno a distintos ejes de análisis:

  • Voz (Christina Dalcher)
  • The Power (Naomi Alderman)
  • Relojes de sangre (Leni Zumas)
  • La granja (Joanne Ramos)
  • El núcleo del sol (Johanna Sinisalo)
  • Hambre (Åsa Ericsdotter)
  • Rojo, la piel del delito (Hilary Jordan)
  • La Marca (Fríða Ísberg)
  • Hijas del norte (Sarah Hall)
  • Afterland (Lauren Beukes)
  • Mujer sin Hijo (Jenn Díaz)
  • El final del que partimos (Megan Hunter)
  • Un futuro hogar para el dios viviente (Louise Erdrich)
  • Código Madre (Carole Stivers)

Nota: Como se indicaba anteriormente, el corpus de lectura abarca más de 40 obras distópicas. Por razones de enfoque y extensión, el análisis comparativo se centrará en las catorce señaladas. En la segunda parte de esto post ofreceremos un listado completo de las obras consultadas

En esta primera parte hemos trazado un mapa de la ficción especulativa feminista contemporánea a través de sus tipologías y voces. Las catorce novelas seleccionadas no sólo comparten un enfoque narrativo afilado, sino que permiten construir una lectura crítica sobre cómo se imagina el presente y el futuro desde lo femenino.

En la segunda parte de este ensayo, exploraremos los grandes ejes que atraviesan estas narrativas: el colapso sistémico, la vigilancia, el liderazgo, la esperanza, la interseccionalidad y la maternidad como territorio político. A través de ellos, veremos cómo estas ficciones funcionan no sólo como advertencia, sino como espejo. ¿Vivimos ya en mundos distópicos?


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