Mujer, feminismo, ciencia ficción

Todas las distopías tienen un punto perturbador que con frecuencia te dejan con un puño en el estómago. ¿Quién no se sintió trastornado con “El Cuento de la Criada”? ¿O con la lejana (1974) “Caminando hacia el fin del mundo” de Suzy M.Charnas?

Hace no mucho cayó en mis manos la trilogía del argentino Rafael Pinedo (1954-2006) que él denominó “Trilogía del Desastre” y que publicó entre 2002 y 2006. Se trata de tres novelitas cortas extraordinariamente crudas que se desarrollan en un mundo postapocalíptico en ruinas: “Plop, Frío y Subte”.

Una novela-biografía-“Inmersión”- escrita por Mariano Vespa nos retrata la vida de Rafael Pinedo, aquel escritor e informático argentino autor de esa pequeña trilogía (Plop, Frío y Subte) “cuyas tramas funcionan como artefactos narrativos de alta precisión postapocalíptica, construidos a partir de desechos, ruinas, reciclados; todos elementos de un final de ciclo, indicios de un paisaje como el de la Argentina a fines de 2001, y que por estos días se torna cada vez más verosímil” como nos cuenta Julián Axat.

Por su parte Araceli Lacore nos reseña como “Las primeras líneas de Plop asustan, por momentos uno quiere dejar de leer, pero claro, no puede…. Un mundo devastado, una mujer que pare un hijo caminando al que llaman Plop por el ruido que hace al nacer”. Según ella, “Rafael Pinedo nos deja una obra descarnada, profunda y desafiante. Un autor de culto que pertenece a lo mejor de la literatura argentina”.

«Plop«, nos sitúa en un mundo devastado donde los vestigios de la antigua civilización son apenas reconocibles. En este entorno hostil, emergen tribus que luchan por la supervivencia en medio de la violencia, el hambre y la desesperación.

Desde su nacimiento, el protagonista -Plop- es sometido a las más duras pruebas, enfrentando la brutalidad y la indiferencia de sus compañeros de tribu. A lo largo de su vida, debe adaptarse a las reglas crueles de su entorno, donde la muerte y el sufrimiento son constantes. Poco a poco, el lector es testigo de la transformación de Plop, quien pasa de ser un niño vulnerable a un líder implacable dispuesto a hacer lo que sea necesario para sobrevivir y dominar.

«Frío» nos lleva a un escenario diferente pero igualmente desolador, donde el frío extremo y la falta de recursos marcan la existencia. Aquí nos encontramos con la más profunda soledad de su protagonista y con lo que es capaz de hacer para sobrevivir.

La trama sigue a una joven llamada Nubla, quien lucha por sobrevivir en un medio ambiente implacable. Nubla es un personaje complejo y resiliente, que debe navegar no solo el frío literal del paisaje, sino también el frío metafórico de la desesperanza, la soledad y la desconfianza que impregnan las relaciones humanas en este mundo postapocalíptico.

Finalmente, «Subte» nos adentra en las profundidades de un subsuelo opresivo, en el que los personajes de una tribu profundamente ritualizada y jerarquizada se enfrentan a la oscuridad y a los monstruos que acechan en las sombras. «Subte» sigue la historia de un grupo de sobrevivientes que habitan en los túneles subterráneos de una ciudad postapocalíptica. La sociedad que se ha formado en este inframundo es primitiva y despiadada, donde la ley del más fuerte es la única que impera. Los personajes deben enfrentarse no solo a la escasez de recursos y la amenaza constante de la violencia, sino también a la desesperanza y la deshumanización.

Según Kaplan “En una ficticia disposición cronológica de la serie, Subte ocuparía el segundo lugar. La civilización se muestra ausente en las tres novelas, pero la barbarie no se ha adueñado de la especie humana con igual intensidad. “Frío” muestra la caída en ella de un solo individuo, mientras se adivina el fin de la civilización tras los muros; “Plop” supone la más descarnada conclusión, un futuro desnudo en el que de la sociedad sólo quedan las normas de superviviencia y la superstición; en “Subte” se ha perdido el eco de la civilización, pero aún hay vestigios de humanidad en algunos de sus individuos”.

Evidentemente no se trata de novelas “distópicas”, sino “postapocalípticas”, que, como ya he explicado en otro lugar, no son lo mismo. Las novelas postapocalípticas narran la supervivencia y la lucha tras el desastre en mundos inhóspitos y normalmente extraordinariamente crueles (ejemplo “La carretera” de McCormac o esta trilogía de Pinedo). Las distopías por el contrario nos muestran mundos en los que una clase dirigente despótica organiza la sociedad en torno al objetivo de llegar a un pretendido bien, sometiéndola para ello a todo tipo de control y opresiones (ejemplo “El cuento de la criada” de Atwood)

En todo caso, creo que esta trilogía del desastre de Rafael Pinedo, cruel y descarnada, que te deja con un puño en el estómago, al tiempo podría ser un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros (y los que presentan Plop, Frío o Subte, ciertamente lo son), la esperanza y la humanidad pueden perdurar (o no). Referirme a esta trilogía terrible me parecía una introducción adecuada a la presentación de algunas autoras que se adentran últimamente en esos mundos distópicos de verdad inquietantes. Será en próximas entradas al blog.


Una respuesta a “Rafael Pinedo: Trilogía del desastre”

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