La isla de Vardø es la población más oriental de Noruega, situada a 2km. del continente, cerca de la península de Varanger. Tiene que hacer un frío que te mueres. Durante el mes de julio, la temperatura promedio diaria es de solo 8 °C, mientras que el promedio durante enero, el mes más frío, es de -6 °C. Imaginaros como debía ser aquello a comienzos del siglo XVII que es cuando transcurre nuestra historia.

Estamos en la nochebuena de 1617, cuando se desata una tremenda tormenta sobre la isla de Vardø. Todos los hombres de la aldea que habían salido a pescar mueren tragados por el mar imposible.

En 1618, el rey Christian IV de Suecia introdujo las primeras leyes contra la brujería. Parte de su mirada fanática era el pueblo sami del lejano norte. Fue nombrado para ese objetivo el escocés John Cunningham. Cuando llegó a Vardø se encontró mujeres que vestía ropa de hombre para hacer trabajo de hombre y siguiendo las tradiciones funerarias sami. Algunas de las viudas fueron juzgadas y quemadas en la hoguera. Las víctimas son hoy honradas por un impactante monumento que conmemora el juicio y ejecución en el año 1621 de 91 personas por brujería. El monumento levantado en la isla fue diseñado por la artista Louise Bourgeois y el arquitecto Peter Zumthor y fue inaugurado en 2011.

La poeta y novelista británica Kiran Millwood Hargrave (1990) nos regala Vardø, la isla de las mujeres (2020) basada en aquellos hechos del siglo XVII. Se trata de, “una novela apasionante, hermosa e inquietante” dice de ella Madeline Miller, autora de Circe.

En nuestro relato cuando de los hombres tragados por la tormenta comienzan a llegar a la orilla de la isla, tienen que ser recogidos y almacenados hasta que puedan ser enterrados cuando el suelo se vuelva lo suficientemente blando. Poco tiempo para llorar a maridos e hijos, porque hay que sobrevivir y, no sin miedos y recelos, las mujeres desafían las convenciones y salen a pescar, cosa hasta ahora prohibida para ellas.

Dieciocho meses después de la tormenta, las mujeres han llenado el vacío que dejaron los hombres. Y demuestras ser capaces, independientes, sin los límites de los roles patriarcales. Incluso deben usar ¡pantalones! para poder ir de pesca. Vamos que se las arreglan bastante bien por si solas.

Pero todo cambia cuando llega Absalom Cornet, un comisionado escocés y cazador de brujas, enviado por el Rey. Con él llega también su nueva esposa Ursa, joven y acostumbrada a la vida de comodidades de la ciudad, sirvientes y lujo. Las condiciones de la isla la golpean, no tiene ni las habilidades ni siquiera la ropa adecuada para manejar la vida inhóspita de la Isla. Ni siquiera está preparada para sus “obligaciones” básicas como esposa.

Naturalmente el despreciable Cormet la obliga a todas las noches, la controla, le molesta que hable con alguien más e incluso le quita su dinero

Ursa recurre a Maren como sirvienta/maestra y luego como amiga. La relación entre las mujeres se fortalece clandestinamente cuando Cornet empieza a dividir a las mujeres en sumisas/piadosas y las “otras” que no lo son tanto, visten como hombre y se dice que tienen extraños poderes. Con los juicios y las quemas acercándose, la amistad entre Maren y Ursa se transforma en romance. Aunque ser esposa de Cornet es la mayor protección de Ursa, es al tiempo el mayor peligro.

No cuento más. Aunque es tormentoso. Reproduzco una valoración que he encontrado en inglés traducida -espero que bien- y que me parece muy acertada:

En la novela encontramos…“personajes fuertes, escenarios magníficos, un compromiso literario con la vida, el trabajo y las relaciones de las mujeres entre sí. Sin embargo, la verdad que resuena aquí es a la vez cuatro siglos antigua y tristemente moderna. Los hombres fuertes en el poder pueden rehacer la realidad e invertir la razón para defender ese poder a cualquier precio. Habiendo ordenado que las mujeres son débiles, la evidencia de la fuerza de las mujeres debe ser evidencia de magia oscura: cuanto más sobrevive una mujer, más peligrosa debe ser. Admiré la forma en que The Mercies nos muestra el miedo patriarcal a la fuerza y ​​la razón de las mujeres. Son los hombres en el poder quienes se entregan a la histeria y la superstición, abusando de su control sobre las vidas y muertes de los demás al servicio de teorías conspirativas auto justificativas”.

Coincido plenamente también en que se trata de “una hermosa pieza de ficción histórica feminista, llena de despertar y empoderamiento femenino, a pesar del alto costo de la independencia, y hay una hermosa y sutil escritura a medida que las dos mujeres ven en la otra un espíritu afín reflejado, y se vuelven más entre sí de lo que jamás podrían haber previsto”.

En fin, magnífica novela imprescindible.

Por cierto, posteriormente, en 2023, Anya Bergman -escritora británica especialista en la persecución de las brujas en Europa- volvió a la Isla de Vardø con su novela Las brujas de Vardø (2023). En este enlace podéis leer una reseña de esta otra interesante novela sobre los mismos hechos.